Crystal en multimedia
Anoche no pude dormir bien pensando en el techo de la habitación de Stella. Di varias vueltas, terminando boca arriba, viendo el techo de mi habitación y me quedaba pensando en la cantidad de cosas que podría encontrar allí. Las posibilidades son varias y descartar algo sería estúpido.
Salgo del dormitorio de las chicas y mis ojos escanean el lugar buscando a Ian, pero no lo veo por ningún lado. Usualmente suele estar esperándome con nuestro café matutino. Finalmente encuentro a alguien conocido entre los alumnos que se encuentran charlando afuera.
Ross está parado a unos metros de mí. Sosteniendo un café en cada mano. Él también parece estar buscando a alguien y cuando sus ojos se posan en mí, puedo entender que ese alguien soy yo. Me sonríe comenzando a acercarse.
Abro la boca para saludarle.
—Antes de que digas algo, solo traigo café y compañía —se apresura a decir, extendiéndome mi café.
—Iba a decir hola —replico elevando mis cejas. No tardo en aceptar lo que me ofrece.
—En ese caso; Hola, Novy —inclina levemente su cabeza.
Aprieto mis labios, sintiendo que las palabras sólo saldrán de mi boca. Ahora puedo sentir que la valentía que sentía ayer, se va desvaneciendo de a poco. Mientras más tarde en decírselo, menos podré decirle.
Ross parece darse cuenta que algo no está bien conmigo porque detiene nuestra caminata y borra cualquier rastro de alegría de su rostro.
—Heaven, no tienes que hacer esto —habla en voz baja para que las personas que caminan a nuestro alrededor no puedan escuchar— Si te pareció que íbamos muy rápido, sólo dímelo. No me evites.
—No es eso —es lo primero que sale al dejar de privar a mi corazón de ser honesto. Ross me observa desconcertado, esperando a que prosiga— No quiero esto. Yo no te quiero —suelto sin más.
Ross eleva las cejas, sorprendido. Seguido de eso, suelta una risa sin gracia y baja la mirada.
Entorno los ojos sin poder creer que dije esas palabras. Me insulto mentalmente por no poder expresarme correctamente.
—No, espera. Yo si te quiero —me corrijo torpemente. Ross me observa seriamente con una pizca de tristeza en la mirada— Eres una persona genial y... lamento haberte estado evitando. Actué como una imbécil, lo admito. Y... Dios, eres uno de los chicos más guapos que he visto en mi vida. Cualquier chica mataría por estar contigo. Eres Ross Monroe —suspiro, percatándome de que estoy balbuceando— Te quiero. Por eso estoy diciéndote que no quiero esto —hago una pausa— Lo siento.
Ross aprieta sus labios, sin devolverme la mirada.
—Pero si te quiero como amigo —mis palabras no lo harán sentir mejor de ninguna forma, pero quiero que sepa todo lo que siento— No me imagino estar en Saint Rose sin ti. Necesito a Ross Monroe en mi vida —sigue sin responderme— Así que... ¿Aceptas estar en mi vida como mi genial amigo Ross? —me arriesgo preguntando eso.
No pensaba encontrarme con Ross a primera hora luego de una noche donde sólo podía pensar en los fantasmas de Saint Rose. Las palabras que dije sólo salieron directamente de mi corazón y posiblemente mis disculpas hayan apestado. Pero es lo que siento. Lo quiero como amigo y me dolerá si rechaza mi amistad, pero son consecuencias que tendré que aceptar.
Él no responde enseguida a mis disculpas, sé queda viéndome unos segundos y luego baja la mirada como si le doliera tener que hacerlo. Cuando comenzaba a pensar que no volvería a dirigirme la mirada, lentamente quita esas ideas de mi mente.
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Encuéntrame
Mystery / ThrillerSaint Rose es uno de los internados más respetados y aclamados del mundo por su excelencia académica. Lo que no dice en los folletos es que también se destaca por la elaboración de mentiras y el encubrimiento de secretos. Si las paredes de Saint Ros...