Capítulo 19: La basura va en el sótano.

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Tanner en multimedia. 

Me sobresalto al escuchar mi tono de llamada, cayendo al suelo. Mi trasero y espalda sufren de este movimiento. Me levanto como puedo, con mucha pereza y sobre todo dolor. Estiro mi mano para tomar mi celular. Antes de responder, me fijo en qué hora es. Son las seis y media de la mañana. Me dormí hace dos horas, pero siento que solo parpadee, que ni siquiera descansé. Suelto un bufido al ver quién impide que siga durmiendo, aunque sea diez o quince minutos más.

—Acabo de caerme de la cama —suelto de mala gana.

¿Eso es un halago? —pregunta.

—Es la realidad, mamá. Acabo de caerme de la cama.

—¿Y qué hacías en la cama?

—¿Acaso duermes parada? —enciendo la lámpara que está más cerca.

¡Estabas durmiendo! —exclama— Heaven, tus clases comienzan a las siete treinta. ¿Por qué aún sigues en la cama? Te retrasaras y tendrás que faltar al desayuno para asistir a tu primera clase.

—O podría faltar a mi primera clase para desayunar —bromeo poniéndome de pie para abrir las cortinas.

—¿Eso fue un chiste? —puedo visualizarla entrecerrando los ojos.

—Sí, mamá. ¿Puedes reír, por favor? —la escucho reír falsamente. Eso me hace sonreír— ¿Por qué me llamas? Creí que nuestra comunicación seria únicamente por mensajes de texto.

Bueno, cuando tu hija no responde ninguno de los mensajes que le enviaste recurres a las llamadas.

Ya que mis padres me enviaron a este internado para que puedan quitarse la culpa de no creerme a mí y tener que dejar de verme deprimida en mi habitación, también decidí no hablarles.

—Ay, mamá. Fueron solo unos tres o cuatro mensajes sin respuesta.

Fueron cincuenta y seis. Los conté. Cuatro meses sin saber de ti. Tu hermana se cansó de darme informes y sugirió que te llame. Fue buena idea.

¿Crystal le dijo que me llamará? Voy a matarla.

—¿Cuatro meses? Wow. El tiempo pasa volando cuando convives con un asesino serial —activo el alta voz y me siento en mi cama.

Crystal me contó que encontraste varios cuerpos y que está preocupada porque la agente Wilson quiera culparte por los asesinatos. ¿Quieres que la llame como tu abogada?

Me rio secamente.

—La agente Wilson y yo somos amigas. Todo está bajo control —miento.

Alguien golpea a mi puerta. Frunzo el ceño. Ni siquiera son las siete de la mañana. No me digan que mi madre estuvo en Saint Rose todo este tiempo y vino para levantarme. Al abrirla, me tranquilizo al ver que es Rhett, pero al mismo tiempo me preocupo. Lo único que necesito es que Charlotte o alguien más lo vea frente a mi puerta. Así que tiro de su muñeca y lo obligo a adentrarse en mi habitación.

Rhett no se opone a esto, es más, me sonríe divertido. Se sienta en mi cama, extendiéndome un café. Lo acepto llevando mi dedo índice a mis labios, indicándole que haga silencio.

—¿Amigas? Te esposo ayer por la noche —replica mi madre.

—No dije que fuéramos grandes amigas —Rhett se ríe levemente al escuchar eso.

Le doy un sorbo a mi café. Tan fuerte como me gusta. Entorno mis ojos, deleitándolo. Elevo mi pulgar dando mi aprobación.

—Tengo todo bajo control, mamá. Pero agradezco que me hayas llamado únicamente para saber si necesito que seas mi abogada.

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