Capítulo 31: El huracán Heaven.

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— Di algo, por favor...

Abro la boca y la vuelvo a cerrar. Estuve haciendo lo mismo desde hace quince minutos. No puedo evitarlo, me quedé sin palabras. Creo que jamás me había pasado antes y si sí, claramente destierra a cualquier otra situación similar donde me haya quedado sin respuesta.

Cuando tomé la decisión de contarle mi secreto a Rhett, durante esos pocos segundos que ocupe para llenarme de valentía, mi mente también creo pequeños escenarios de lo que podría pasar una vez que acabara.

Imaginé muchas cosas. Pensé que quizás podría odiarme o delatarme, y no lo hubiera culpado porque lo que hice estuvo mal.

Sí, Chase era un completo imbécil y merecía que cualquier cosa mala le sucediese. Sin embargo, sus acciones no me daban derecho a asesinarlo. Creí que me sentiría mejor al hacerlo, pero resultó ser lo contrario. Él se fue, pero eso no borra lo que me hizo. El abusó de mí y aquella noche, me guste o no, la recordaré por siempre.

No solo no ando repitiendo que lo asesiné porque es ilegal, sino también porque no es algo de lo que me enorgullezca. Cargaré con el peso de su muerte por siempre. Al final del día, me convertí en lo que quise destruir. Soy exactamente igual de basura que Chase.

Ahora esperaba que Rhett me percibiera de esa forma. Esperaba que su cariño por mí se desvaneciera o que al menos, lo pusiera en duda. Pero no, me cuenta su secreto y no sé qué diablos contestar a ello.

— No sé qué decir —decido contestar eso. Creo que es mejor aclarar que mi mente está en blanco a que piense cualquier cosa— Y quizás debas esperar dos horas para una respuesta —agrego.

Rhett suelta un suspiro de alivio.

— Creí que me tenías miedo.

Me detengo para verlo con una ceja arqueada.

— Eso sería algo hipócrita, ¿no crees? —le pregunto dándole una rápida mirada— Después de todo, ambos somos asesinos.

Decido continuar mi caminata en la sala. Rhett se recuesta en el umbral de la puerta de la cocina y me observa en silencio durante unos segundos hasta que dice.

— No somos asesinos.

Me río secamente aunque la situación no es graciosa, pero es como decido en este momento afrontar la confusión. Me quedo viéndole durante unos segundos, esperando ver algún signo de broma en su rostro, pero sigue viéndome con semblante serio.

— Lo somos —contradigo.

— No, no lo somos —vuelve a contradecirme.

Decido que es momento de detener mi caminata.

— Sé que te sientes mal por asesinarlo, pero no tenías otra alternativa. Tu padre iba a asesinar a tu madre —si decirlo me resulta difícil, no quiero imaginarlo que habrá sido para él que lo vivió— Me pasa lo mismo con Chase, pero es necesario admitirlo. No podemos vivir negando la realidad.

Rhett remoja sus labios, como si mis palabras lo irritaran.

— No me siento mal por asesinar a mi padre —frunce el ceño— Tú lo dijiste, era él o mi madre, y te aseguro que de haber tenido otra alternativa, hubiera preferido esta. Wayne era basura humana y Chase también. No debes sentirte mal cuando haces bien al mundo... —se encoje de hombros— Es como si estuviéramos reciclando.

— Asesinar está muy lejos del concepto de reciclar... —niego con la cabeza.

— Mi punto es que... —continua—... eran basura. No merecían vivir, Heaven.

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