Capítulo 23

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Capítulo 23: Amar a alguien prohibido trae destrucción... y muerte.

Dash.

Estoy mirando a la nada en el jardín delantero de la mansión del tío Douglas, esperando que Dan deje sana y salva a Jonah -aunque sé dentro de mi que se están besando-, cuando veo como uno de los arbustos se mueve de manera sospechosa.

Me acerco cuidadosamente para así poder identificar qué hace que se muevan y cuando me doy el cuenta, arrugo el entrecejo.

Hago como si no me doy cuenta y volteo, para dirigirme a mi posición, pero no doy ningún paso, sólo me volteo para que ellos piensen que no los he visto.

—Vale —digo—. Ya los he visto, tontos. Salgan.

Escucho como mis hermanos -los mellizos K-, maldicen por lo bajo para luego salir con ánimo derrotado.

—¿Qué hacen aquí? —pregunto.

—No es de tu incumbencia —responde secamente Karla.

Bien, era cierto, pero también era cierto que me molestaba. Ellos nunca decían nada, era como si no existieran, estaban es un mundo alterno a este, pero cuando Dan me golpeó ellos me defendieron, pensé que sería un buen momento para que fuéramos amigos, pero luego de eso, fue como si se los volviera a tragar la tierra. Definitivamente ellos era extraños, misteriosos y por supuesto, ocultaban algo.

—Lo sé, pero...

—¡Oh, vamos! —se queja Kevin, mientra me apunta con su índice—. Conozco esa mirada tuya, quieres ser nuestro amigo.

Una risa amarga sale de la boca de Karla.

—¿No crees que ya es muy tarde para eso? —reprocha la misma.

—Sí, es tarde. Pero ustedes me están empezando a preocupar. ¿Qué hacen? ¿Y por qué se ocultan así? Es peligroso que estén en este lugar sin un motivo obvio. ¿Qué están ocultando?

—Hermanito —susurra Kevin con desprecio—. Hay muchas cosas que no necesitas saber... para que tu mente esté en calma.

—Y no sientas tanto odio como nosotros —acota Karla.

—Me importa muy poco si tengo o no que odiar a alguien por ustedes —les aclaro—. Son mis hermanos... merecen mi apoyo.

Kevin abre su boca para protestar, pero a lo lejos, diviso detrás de ellos, el auto del tío Douglas. Los mellizos, igual que yo, se voltean a ver quién es. Pero ya es muy tarde para que se escondan. Él tío sale del auto y se dirige a nosotros... ó básicamente a mi, ya que les da una mirada llena de fastidio para luego mirarme a mi e ignorarlos a ellos.

—¿Se puede saber...

—Ellos vinieron conmigo —lo interrumpo—. Estamos esperando a Dan.

—Exactamente eso te iba a preguntar, idiota. No me interesa que hacen ellos aquí —dice mientras los observa un microsegundo—. Quiero saber, ¿por qué Brown me llamó para decirme que matará a Dan?

No. No. No.

—¿Brown está aquí?

—Llegó veinte minutos antes que yo —expresa el tío Douglas pero al ver mi rostro desencajado suspira—. ¿En serio? ¿Tan mal compañero eres? Si Dan iba a hacer algo, al menos tenías que estar pendiente de si Brown venía, ¡imbécil!

Esto no podía estar pasando.

Mis ojos se llenan de pánico y terror.

El tío comienza a caminar ó más bien, a casi correr hacia la puerta de la mansión. Algo muy malo está pasando.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora