The family Delacroix ©

Capítulo 24

Capítulo 24: El último reino y una nueva vida.

Explosiones, muertes, desapariciones y castigos.
Dos rebeliones,
una alianza.
Hay una corona que reclamar.

—¿Qué estarías dispuesto a hacer por amor?

—Todo.

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3 MESES DESPUÉS.

13 de marzo, 2020.

Dafne.

La alarma suena y siento que es un martillo que revienta mi cabeza.

Suspiro y coloco una almohada en mi cabeza para callar el estúpido sonido.

Alguien golpea mi puerta y luego de unos segundos pasa.

—Es hora —dice con entusiasmo Dash, quien pasa alegremente y se sienta a un lado de mi cama—. ¡Levántate! ¡No seas floja! —me alienta mientras intenta quitar la almohada de mi cabeza.

—¿Estás seguro que desde hoy no hay más citas? —pregunto con los ojos entrecerrados.

—Hoy es la última.

Hoy es la última.

Mi última visita a médicos... y a un psicólogo.

Han pasado tres largos meses desde que casi muero a manos de un anónimo. Aún los recuerdos vienen y a veces siento que eso pasó hace unas horas. El recuerdo es tan vivo. Tan penetrante.

El dolor y remordimiento quema por mis huesos hasta llegar a mi corazón. Me siento tan traicionada y... abandonada.

—Ey, Dafne. ¿Estás aquí? —pregunta mi primo chasqueando los dedos en frente de mis ojos.

Muevo la cabeza repetidamente para salir de mi trance pero eso hace que un dolor horrible se instale en la mitad de mi cerebro.

—Sí —susurro con una mueca.

—¡Ánimo, Daf! ¡Es la última!

—Lo sé...

Dash suspira y yo entrecierro los ojos nuevamente. Sabía cómo librarme de esta situación.

—¿Has hablado con Sofie?

Dash aparta su mirada.

—Dash —vuelvo a insistir—. Si no hablas con ella esta semana, lo haré yo.

—No, no, no —se apresura a decir—. Prometo llamarla hoy. Es sólo que...

—Dash, desapareciste de su vida hace tres meses como si nada... ella merece una explicación. ¿Acaso piensas que vas a volver y te va a recibir con los brazos abiertos?

—No —murmura volviéndome a mirar—. Sé que está mal, porque tú quieres matar a Yaviv. No me imagino cómo debe de estar Sofie conmigo.

Le lanzo una almohada en la cabeza.

Tan sólo escuchar su nombre hace que todo dentro de mi se estremezca.

—Te he dicho que decir ese nombre está completamente prohíbido en ésta casa... y en donde sea que yo me encuentre.

—Vale, lo lamento. Mejor arreglate que ya es hora de irnos.

Dash se levanta de mi cama y camina hacia la puerta, como todos los días desde que llegó a cuidarme.