Capítulo 6

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Capítulo 6: una noche solos, dos policías y una llegada.

Dafne.

—¡Calmate, Dafne! ¡No es para morirse!

—¡Estamos atrapados! ¡En una isla desierta! ¿Cómo me pides que me calme?

—Voy a llamar a Eddie. Él nos vendrá a buscar —habló Yaviv un poco más sereno.

Trate de imitar su actitud.

—Prefiero morir antes de que venga Andy, Eddie o cómo se llame a buscarnos.

Yaviv no pudo evitar reír.

Ha pasado veinte minutos desde que estamos en la isla. Es una isla pequeña, pero tiene un gran paisaje y una pequeña cabaña cerca de la orilla, aunque lejos de donde nos encontramos en este momento, pero por alguna extraña razón Yaviv no quiere que entremos en ella.

Edward.

—¿Disculpa? —pregunto confundida.

Su nombre. Es Edward Andrés —me aclara—, Por eso le decimos Eddie y tú le dices Andy.

—No lo sabía —susurro mientras empiezo a caminar por la arena con mis tacones en la mano derecha.

—Que triste que beses a alguien y siquiera sepas su nombre real —suelta Yaviv.

Volteo a mirarlo.

—De todos modos —trato de cambiar nuestro tema de conversación—. ¿Con qué motivo me trajiste hasta acá si ni siquiera puedo entrar a tu cabaña? ¡Tengo frío!

Me ignora.

Y no me da su chaqueta... porque no tiene una.

Él se sienta en la arena.

Esto es lo más extraño que me ha pasado... y vivo teniendo momentos extraños.

—Me gusta cómo se ve la ciudad.

Así que no me queda otra que imitarlo, y sentarme en la arena junto a él.

—¿Así que este era tu plan? ¿Traerme a ver la ciudad?

Pero me callo cuando veo el paisaje.

De noche, las luces y los edificios, la costa y los exuberantes yates hacían que la ciudad se viera aún más imponente de lo que ya era.

Era increíblemente hermoso.

No dije nada por unos minutos ya que estaba fascinada con la vista.

—Lindo, ¿cierto? Te he dejado sin palabras.

—¿De verdad una persona puede ser tan exasperante? —pregunto a la nada irónicamente.

—Puedo ser más si me lo propongo —dijo mientras sacaba unos lentes de sol de sus bolsillos.

No pude evitar sonreír.

—Pero en serio, ¿quién usa lentes de sol de noche?

—Cariño, busca algo que hacer y deja de estar criticando la vida de los demás —se defiende y yo le doy un puñetazo en el hombro—. Golpeas como niña.

—Adivina qué soy —respondí alzando las cejas al cielo.

Sonreí un poco más y él imitó mi gesto.

Seguía maravillada con la vista que tenía, aunque honestamente no sabía qué me gustaba más: la ciudad o el perfil del chico que tenía a mi lado.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora