Capítulo 26

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Capítulo 26:
Cuando el amor no es suficiente y eso crea una rebelión.

Sábado. 15 de marzo, 2020.

0 1 : 0 0 a m.

Dafne.

Otro golpe.

Más sangre.

Y menos entendimiento.

Trato de repasar una y otra vez por qué estoy aquí pero no encuentro ninguna conexión en mis recuerdos.

Parpadeo muchas veces y no sé si me dieron un golpe tan fuerte que me dejaron sin vista o me están golpeando como una piñata en un lugar oscuro.

No sé tampoco, cuanto tiempo ha pasado. Pero si recuerdo algunas cosas. Recuerdo haber venido a Boring -si es que aún me encuentro en la ciudad-, haber visitado el hotel del tío Douglas, encontarme con Yaviv y luego ser apresada por... ¿la policía? No lo sé. Todo es muy extraño para mi.

Desperté por un fuerte golpe en la cabeza, y desde ese momento hasta ahora, nada a cambiando. He recibido golpes, azotes y cachetadas. Intento zafarme pero estoy atada de pies y manos a una silla que parece soportar cualquier tipo de golpes.

El dolor se instala en mi estómago cuando una fuerte patada estalla contra mi e intento gritar, pero también taparon mi boca.

Ya hace un buen rato que me golpearon tan fuerte en la boca que es posible que tenga un diente roto, porque el sabor a hierro se hizo sentir en mis glándulas gustativas. Toda mi anatomía grita de dolor y mis muslos pican debido al cansancio. Nunca había recibido tantos golpes, pero aún así, no era lo suficiente como para desmayarme o sentir que muero.

intente soltarme pero al sentir que no podía me quede quieta. No iba a gastar mis fuerzas. Sabía que las necesitaría en el momento adecuado. No he llorado, no he gritado, no puedo permitirme ser débil y a decir verdad, el miedo a causado que el dolor y tristeza pasen a segundo plano. Lo único que hay en mi alma es temor y pánico. Tanto, que se me hace difícil derramar lágrimas, quejarme o sentir dolor a profundidad.

¿Qué hago aquí? ¿Por qué? ¿Qué hice de malo? ¿Qué hay de malo conmigo?

Muchas preguntas rondan mi mente y no sé si serán contestadas esta noche.

La última patada va directamente a mi pecho y eso hace caiga al suelo con la silla pegada a mi cuerpo.

Vale, no me pienso defender. No pienso hacer nada.

No sé cuántos me están golpeando pero al cabo de unos minutos, me doy cuenta de que estoy en el suelo y nadie intenta levantarme... nadie sigue golpeandome.

Sin previo aviso, una tenue luz es prendía, tengo que cerrar mis ojos inmediatamente y parpadear  un par de veces para acostumbrarme. Miro a mi alrededor de manera frenética para poder escanear el lugar y crear un plan mentalmente.

Alguien me levanta de la silla.

Es un chico. Es fuerte, pero no dice ni una palabra.

Estoy en una especie de bóveda. Cuatro paredes sucias y una puerta frente a mi. Todo está tan asqueroso y huele a sudor, sangre y peste. Algo me dice que es el salón de torturas y muerte.

Miro las paredes, están manchadas de sangre vieja y nueva. Hay mucha, por todas partes. Percatarme de eso, hace que mi corazón lata con fuerza y mi respiración es entrecortada.

Tal vez personas murieron aquí.

Tal vez yo moriré aquí.

Un fuerte sonido hace que cierre los ojos de inmediato y los abra con cuidado.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora