Capítulo 38:
CAOS.Viernes. 8 de mayo, 2020.
Yaviv Alabitt.
Observo.
Veo que todo está en orden y es allí cuando quito de mi rostro los lentes, tapaboca, guantes y tiro todo a la basura.
Me levanto del asiento y miro a Alberto.
—Si alguien toca algo de ésto, lo matas —ordeno con molestia.
Hacía mucho tiempo que no tenía éste carácter de mierda, pero mi vida se había convertido en un remolino últimamente. Éste último mes había acabado con mi carácter y lo único que quería hacer era golpear a quien se atravesara en mi camino.
—Últimamente habla poco, señor —me comenta mientras camina a mi lado.
—Porque pienso mucho.
—¿Y sus amigos?
—No tengo amigos.
—¿Y Daf..?
Me detengo y lo miro con exasperación para hacer que parara con una seña en mi dedo.
—Ni la pensiones.
Seguimos caminado por el pasillo con escasa luz y al final, me consigo con Falak.
—Tu hermano te espera —susurra.
No volteo a ver su rostro, ni siquiera puedo mirarla a la cara, en todo éste tiempo con su actitud lastimera era más molesta que un grano en el trasero.
No respondo.
Últimamente respondo poco y mando más de lo que un día imaginé.
Giro hacia la izquierda en éste sin fin de caminos secretos y al final, se encuentra la oficina de Zidan.
La abro sin tocar. Yo era el jefe aquí.
—Pero si aquí tenemos a mi hermano estrella —soltó con una sonrisa.
—Assalamu alaikum*.
—We alaikum assalam* —contesta con la misma sonrisa... esa sonrisa que quiero borrar.
—Sahtain* —digo al ver que está comiendo.
—Shukran*.
Observo unos segundos el lugar en donde mi hermano pasa el noventa por ciento de su tiempo.
Una mesa, repisas con carpetas, paredes blancas, sofás negros, piso de mármol y adornos extravagantes.
—¿En qué momento convertiste éste basurero
en un bufete de abogados? —pregunto con ironía mientras me siento en la silla que queda frente a su escritorio y coloco mis pies en el.Coloco una de mis manos en mi boca en señal de que estaba pensado.
Zidan me mira con exasperación y suspira.
—Tengo junta con personas importantes.
Mala respuesta.
—Pero si yo soy siempre el que hablo —me incorporo y siento como mis muslos se tensan.
—Yaviv...
—¡No! —grito mientras me levanto—. Te dije cuales eran mis condiciones y prometiste seguirlas al pie de la letra. Yo soy quien hablo, yo soy quien mando y yo soy el jefe. Te guste o no, soy yo quien puede dirigir esto. No tienes elocuencia, ni mucho menos poder de convencimiento. Necesitas estrategias y pensar bien las cosas —coloque mi dedo índice en el escritorio mientras encorvaba mi cuerpo hacia adelante para que viera mejor mi cara, porque le estaba dando una orden—. Que sea la primera y última vez que haces algo sin mi permiso.
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The family Delacroix ©
Mystery / ThrillerSus caminos estaban destinados a encontrarse. Eran enemigos, pero desde la primera mirada un fuego creció en ambos. El fuego de la destrucción. Dafne pertenece a una familia oscura y llena de secretos: la mafia enriquecida de sustancias tóxicas co...