Capítulo 11

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Capítulo 11:
la familia... ¿Lo es todo?

Dafne.

Mis manos tiemblan de una manera desmedida desde que estoy en el auto de Dori. Mi respiración es dificultosa y siento el nerviosismo invadiendo mi espina dorsal.

—Vale. Pero... ¿Lo lograste? —pregunta de nuevo Dori.

—Ya te he dicho seis veces que sí y, al menos esta vez fui más inteligente que tú.

—Cariño, saliste con el enemigo de la banda del tío Douglas para sacarle información pensando que no te descubriría —se defiende con un enojo sarcástico—. No me dijiste nada acerca de tu estúpido plan y casi matan a toda nuestra familia por tus tonterías de ser espías novata. No creo que seas más inteligente.

Buen punto.

—No lo coloqué en la cama —explico.

—¿En dónde lo colocaste?

Cuando sucedió la explosión, de la nada, en la mansión del tío Douglas apareció Dori, explicando, que la llamaron para contarle lo sucedido y fue rápidamente. Luego de enterarse de todo lo que hice, que ya estaba dentro y que aun así salí con Yaviv Alabitt, casi explota del disgusto por no mencionarle nada y le explicó a Dan, Dash y Gen, que necesitaba hablar conmigo a solas.

Luego de eso, me llevó al hospital, no sin antes pasar por una estación de servicio en donde había un pequeño lugar en donde vendían aparatos electrónicos y comprar un pequeño micrófono. Tan diminuto que sentía que no serviría de nada.

—En su chaqueta. Siempre que lo veo la tiene...  Oye, ¿tú estás segura de que esto servirá?

—Siendo sincera, no eres para nada menos inteligente que yo —se sincera mientras cruza una de las calles de la gran ciudad Boring—, sólo te faltó intuición. Los Alabitt son inteligentes, pero tu plan no estaba para nada mal. Si me fueses comentado la estúpida idea, yo te fuese aconsejado esto.

—Bien —bufé—. Instalé el micrófono en la chaqueta de Andy. ¿Ahora qué sigue?

—Esperar a que se recupere y recolectar información. Ahora, ese micrófono estará encendido las veinticuatro horas del día, necesitamos contarle al tío Douglas para que cada persona se encargue una hora diferente.

El nerviosismo volvió a mi en un nanosegundo, justo eso era lo que temía. Llamar al tío Douglas para contarle otro plan y que todo saliera mal de nuevo me ponía los nervios de punta.

Pero había algo que me llenaba de satisfacción, el echo de que Yaviv no me esperaba en el hospital y que simplemente en su rostro reflejara decepción por mi repentina aparición hacía que una parte de mi estuviera feliz.

Toma eso, idiota.

Él no supo mis verdaderamente intenciones y que está mañana me viera entrar a la universidad junto a mis primos y oficialmente con la chaqueta de la familia, fortaleció mis ganas de patearle el trasero.

Imbécil, no sabes con quién te metiste.

—¡Tierra llamando a Dafne! —dijo Dari sacándome de mis pensamiento y haciendo que la mirara—. Llámalo. ¡Ahora!

—No puedo con mi teléfono, tengo la leve sensación de que esta siendo monitoreado.

—¿Por qué? —pregunta ella uniendo el entrecejo, confundida.

—Yaviv me llamó un día sin que yo le diese mi número, luego de la explosión nada es seguro para mi.

Dori chasqueo la lengua y dio una afirmación con la cabeza.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora