Capítulo 34

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Capítulo 34:
Secretos del pasado.

MARATÓN 1/3

Sofie.

Vale, estoy nerviosa hasta la última célula de mi cuerpo.

No sólo porque Yusuf murió de un flechazo en el entrecejo y la única especialista en tiro con arco además de Dafne soy yo, sino porque estaba caminando por los pasillos fríos del hospital para poder ver a Dash.

Es increíble lo que sucede cuando alguien te gusta.

Estoy más nerviosa por ver a Dash, que porque me acusen de homicidio.

No maté a nadie, pero el sentimiento de que podían acusarme estaba intacto desde que vi a lo lejos todo lo que sucedió.

Sé que fue alguno de nosotros, pero todos teníamos nuestra vista tan fija en Dafne y Yusuf, que no nos percatamos de quién estaba a nuestro alrededor.

Abro la puerta con cuidado y me introduzco en la habitación de Dash. Cuando llego a su cama, me percato de que él lucía con semblante calmado debido a que aún no despertaba de la anestesia.

Estaba sin camisa y con vendas que protegían la herida de cualquier bacteria. Había sido muy grande y por ello perdió mucha sangre, debido a sus músculos fuertes y definidos, y que la daga era pequeña, no logró perforar ningún órgano y lo agradecía.

Desde mi posición pude ver su cuerpo blanco y pálido, sus abdominales y músculos marcados, pero también las múltiples cicatrices que tenía en todo su cuerpo.

Éste chico había pasado por mucho.

Su cara era perfecta, tenía una barbilla bien marcada con un rastro de barba que empezaba a crecer. Sus cejas eran adecuadas para su rostro y aunque sus ojos eras pequeños, tenía muchas pestañas.

Miré sus labios por un momento, eran tan tentadores que sentía deleite. Mi corazón latía a mil por hora sintiéndome una acosadora por la forma tan descarada en que lo veía.

Estaba enamorada.

La distancia aclara pensamientos y te hace valorar lo que antes no sabías que era importante. Estar lejos de Dash me hizo comprender que él me cuidaba, me quería y entendía.

Dash no era una mala persona, a pesar de que no se sabía expresar a veces, yo podía saber qué quería con tan sólo mirarlo a los ojos.

¿Me querrá a mí, luego de tanto?

No lo sé.

Pero el amor no es más que querer el bienestar del otro. Yo quería eso para él.

Tomó su mano y le doy un pequeño beso en los nudillos.

—Mejorate pronto, por favor —susurro—. Estoy aquí.

Pasan unos minutos más hasta que termina el efecto de la anestesia y cuando despierta, yo aún estoy mirándolo.

Unos ojos profundamente negros comienzan a observar con terror el lugar en dónde se encuentra para luego darse cuenta de mi existencia y respirar con calma.

—Sofie...

—Estoy aquí —afirmo porque aún está un poco confundido—, y no me voy a ir a ningún lado.

—¿Dafne?

—Está bien. Todos están bien —informo para que la cara de pánico que tiene justo ahora se relaje—. Yusuf murió, pero todos los demás están con vida. No tienes que preocuparte.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora