Capítulo 30

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Capítulo 30:
La gran noche tuvo grandes errores.

Viernes. 3 de abril, 2020.

7 : 0 0 a m.

Dafne.

No podía creer que ya tenía veinte años.

El tiempo pasa tan rápido pero la vida es tan dura. Cumplí el domingo veintinueve de marzo, Yaviv se encargo de que tuviera una madrugada llena de emoción y felicidad.

La perfección no existe, estoy consciente de ello, pero es exactamente lo imperfecto lo que nos hace ver hermosos. Yaviv con todos su errores y conflictos internos, era una persona hermosa. Él sólo quería ser amado y yo estaba dispuesta a amarlo con todo mi corazón.

Habían pasado muchos días, ya hoy era viernes, tres de abril y seguía aquí, encerrada, pero estaba con él. No romantizaba nuestra situación porque sabía que en algún momento saldríamos de éste lugar. Estaba segura de ello.

—¿Desde hace cuánto estás despierta? —pregunta Yaviv apenas abre los ojos.

—Me gusta verte dormir —confieso y él bufa, sentándose en la cama.

Estaba sin camisa, sus músculos se marcaban por la luz de sol mañanero así que podía ver todas las pecas de su espalda.

—¿Cuando te cansarás de verme dormido? Está mal acosarme de esa forma —contesta burlón y yo me acerco a él de rodillas para depositar pequeños besos en su hombro.

Era cierto, despertaba inconscientemente antes que él y lo único que hacía era observar lo hermoso que es. Se ve tan tierno cuando duerme. A veces tocaba sus facciones, otras lo despertaba con pequeños besos. Era imposible verlo y no querer comérselo.

—Te dejaré de mirar el día en que logre contar todas tus pecas —susurré en su oído para luego darle un beso en el lugar.

Yaviv se removió debido a las cosquillas y yo sonreí porque encontré su punto débil.

—Entonces te da cosquillas...

—¿A quién no le causa cosquillas que le besen el oído? —trató de defenderse pero estaba sonrojado.

No logré contestar porque Yaviv se introdujo en el baño.

Odiaba que se fuera y me dejara sola en ésta habitación. Era grande, pero se sentía tan vacía, aunque Yaviv me había traído muchos libros, los devoraba rápidamente y me quedaba sin hacer nada.

Cuando Yaviv salió del baño, tenía el cabello empapado y gotas mojaba su piel blanca como el papel. Se dirigió al armario y yo lo seguí con la mirada, luego de ello, me dirigí al baño a asearme.

Cuando salí del baño, me di cuenta que Yaviv ya no estaba. De seguro fue a buscarme el desayuno.

Pasaron los minutos en donde decidí vestirme y leer un libro. Estaba sentada en un sofá cuando Yaviv entró con el desayuno, le sonreí de boca cerrada. Él no me devolvió el pequeño acto y sentí qur algo no iba bien.

—¿Estás bien? —pregunté, un poco incomoda.

—Hoy tendremos un banquete —contesta cortante mientras coloca la bandeja del desayuno en la mesita de noche y se dirige a mi—. Tienes que arreglarte de una manera a la que claramente no estás acostumbrada, usarás el hiyab y te mantendrás a mi lado, callada —sus ordenes eran precisas y entendí que estaba bajo presión—. Mi familia no es normal. No es amorosa, no es amigable y tienden a ser déspotas. Te pido que me entiendas y por favor... no dejes que sus palabras te hieran.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora