The family Delacroix ©

Capítulo 9

Capítulo: 9
La explosión y el cuarto reino

Foto: en honor a Dan y Dash.

Dafne.

Mis manos tiemblan, cada partícula de mi ser pide a gritos que todo esto termine. Mi cuerpo necesita descansar. Todo se siente tan vibrante pero al mismo tiempo tan lejano.

Como si esto no estuviese pasando.

Le animo a mi corazón diciendo una y otra vez que todos los escenarios horribles y todos los pensamientos que tengo son productos de la gran conmoción que acabo de experimentar.

"Ellos están bien", me repito una y otra vez.

La silueta que está frente a mi revisa mi cuerpo -por lo que creo- para confirmar si tengo alguna herida.

Yo no me muevo, no grito, no me defiendo ni mucho menos me opongo a su toque.

Lleva sus manos a mis oídos y  en la punta de sus dedos se es visible un poco de sangre. Tal vez se reventaron mis tímpanos. Pero yo estoy quieta en mi lugar, tomando fuerzas para cuando llegue mi momento.

Han pasado al rededor de cinco u ocho minutos desde que sucedió la explosión y las personas, -que se encuentran vivas- se comenzaron a esparcir por todo el lugar.

Todo es un caos total: personas corriendo, gritando y sollozando.

Levantó mi cabeza y puedo ver como hay un chico de menos de dieciocho años, tiene al rededor del cincuenta por ciento de su cuerpo quemado. Necesita ir al hospital rápido, las quemaduras a gran escala dejan secuelas permanentes si es que llega a tener vida luego de esta noche.

Nadie, aunque Yaviv sea su enemigo, se percata de que el hijo menor de Yusuf Alabitt esta a mi lado.

No luce preocupado, no luce molesto, de vez en cuando, mientras revisa mi cuerpo, suena una pequeña risita de victoria que sale de su boca y yo solo quiero patearle el trasero.

Todo esto es su culpa.

Ellos...

¿Murieron?

Mi familia... ¿Murió?

Oh, no.

El nudo en mi estómago cada vez se hace más grande, mi garganta se siente sedienta porque lo único que quiero es gritar y buscarlos, mis ojos pican y siento una tristeza irreconocible en mi corazón.

Algo en mi interior se desvaneció en ese momento.

Dan. Dash. Gen.

Todos.

El dolor se convierte rápidamente en ira y me sorprende como mi cuerpo responde a mis órdenes sólo porque en mi corazón el único sentimiento que permito florecer es la sed de venganza.

Pude soportar el engaño, pero jamás este tipo traición.

Yaviv se encuentra frente a mi y yo lo tomo por el cuello, lo derribo y me colocó en horcajadas ante él y mi movimiento fue tan veloz que a Yaviv no le doy tiempo de reaccionar.

—¿En serio pensabas que no sabía que eras Delacroix? Por Ala, Dafne. Dame un poco de crédito —escupe con ironía.

Sé de ante mano que él tan solo con su mano puede apartarme, porque estoy demasiado débil. Pero por alguna razón no quiere hacerlo.

—Rich no improvisó para cambiar la fiesta de lugar el día del yate —confesó.

El día que me invitó a la fiesta en au yate. Él día en que au amigo dejó el yate sólo para nosotros dos.