Capítulo 3

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Capítulo 3: el segundo reino y la segunda oportunidad.

Dafne.

Decir cómo me siento no sería fácil.

Trato de abrir mis ojos pero se me hace imposible poder hacer ese simple movimiento. Estoy tan desorientada que quiero vomitar. No entiendo muy bien en dónde estoy y siento como alguien me toma el rostro. Quiero decirle que me suelte pero es como si mi cuerpo estuviera desmayado.

—Oye, ¿Estás bien? —dice una voz en la lejanía.

Estoy muy aturdida y mis parados pesan lo que parece una tonelada. No sé quién me habla y no sé como llegué a esta situación. Siento que mi cuerpo esta contraído y me duele horriblemente la cabeza.

Entonces recuerdo todo como un flashback.

La noche transcurrió mas rápido de lo que imaginé: estaba drogada y por ello luego de que se fue Andy o Eddie, realmente no sé quién sea, quedé en completa oscuridad y el miedo hizo que me volviera un ovillo. Me quedé profundamente dormida después de eso.

Hago lo posible por parpadear varias veces y lograr así concentrar mi visión.

Es un chico desconocido quién me mira. Está agachado junto a mi.

—Lo que faltaba, que una vagabunda durmiera en mi yate —se queja mientras toma mi cabeza con sus dos manos nuevamente para cerciorarse de que esté bien.

Intentó hablar para defenderme y decir que no soy vagabunda, o algo por el estilo pero mi voz no sale. Estoy muy débil

Él mira mi cara con curiosidad y yo hago el intento de graba su rostro lo más que puedo.

Es hermoso.

Sus ojos son tan azules como el océano, pero en uno de sus iris tiene lo que parece una peculiar y pequeña mancha marrón. Es heterocromía. Lo sabía de ante mano. Su cara tiene las pecas suficientes y es pelirrojo. No había visto antes a alguien con su peculiar belleza.

Él se da cuenta que ya estoy mejor, observando cada detalle de su cara y entonces levanta una de sus cejas en señal de que quiere una explicación.

Aclaro mi garganta.

—No soy una vagabunda —me defiendo con la poca voz que tengo.

—Pero si una drogadicta.

—Tampoco.

Me paro de inmediato y estoy de mal humor. Trato de caminar y me mareo, por suerte el chico misterioso me sostiene tomando mis caderas con ambas manos de espaldas a mi. No podía creer que estuviera pasando por esto gracias a Andy, el desgraciado iba a pagar por esto.

—Mirate, esta igual que Rich cuando se da sus viajes astrales —bromea y yo giro mi cabeza para mirarlo con mala cara.

Esta más cerca de lo que debería estar y trato de dar un paso atrás pero estoy tan desorientada que resbalo y caígo. Por suerte, con lo que tropecé era un sofá, y quedó recostada sobre él.

—Entonces no estás drogada, ¿eh? —insiste y me da una sonrisa torcida.

¡Demonio, si que era lindo!

Si esta fuera una situación diferente, quizás podría coquetearle.

—Me drogaron —hablo mientras trato de sentarme para tener energía y entonces su semblante cambió. Parecía ¿preocupado?

Mis manos comenzaron a sudar y mantenía mi mirada baja, daba gracias a Dios de que mi cabello suelto escondía mi rostro ya que no quería que nadie me viera de ese modo, era tan vergonzoso.

The family Delacroix ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora