l

3 1 0
                                    

Si te soy sincera, no me entiendo, no sé por qué actúo como lo hago, por qué pasé gran parte de mi vida buscando como pasar el dolor y ahora, que no lo siento, no estoy conforme. No sé por qué lo extraño como una masoquista cuando sé que no puedo vivir con él. Puede que haya aprendido a amar mi autodestrucción como se suele amar a un ser de semejante alma. Puede que mi locura haya ido más lejos de lo que creía y las cuchillas que antes blandía contra mis brazos se hayan convertido en amores y anhelos que perforan mis entrañas.
¿Y qué puedo hacer más que esperar a que se me pasen las malas vibras con una siesta?
Pero para qué esperar a olvidar un deseo hiriente cuando sé que la esperanza es lo último que muere. Las voces me han dicho que luche, pero que malas voces cuando el motivo por el cual luchar es el que detiene mi corazón. Qué cause el caos, dicen, que haga sufrir a otros el dolor que quiero que me causen para que no puedan soportarlo y me ataquen de vuelta hasta que ría mientras una daga atraviesa mi cráneo. Es como cuando Bella se acercaba a la muerte para escuchar la voz de su amado en "Crepúsculo". Sólo que yo sí anhelo abrazar a la muerte y bailar con ella hasta llegar al infierno.

Textos del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora