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Al mirar por la ventana puedo ver un día soleado, de esos en los que la gente va de picnic o a la playa, sin embargo yo escucho la lluvia caer y no sé de dónde proviene. Mis pupilas se elevan como si observaran algo oculto en el techo pero la verdad es que no veo nada más que el recuerdo de tu mirada, triste y profunda.
Aquél día partiste para no volver y, aunque noto el arrepentimiento en tu voz cada vez que veo tu cuerpo, sé que no queda ni un atisbo de lo que una vez fuiste, de quién fuiste.
Sé que quieres volver, pero mi corazón a puesto barreras y fotos tuyas para no dejarte pasar. Incluso si las puertas se abrieran tu no pasarías pues hay otra a la que no quieres abandonar, no quieres cometer los mismos errores con ella aunque eso me mate. Me pregunto si volverías si ella no hubiera aparecido, si ya no te lamentarías en cada mirada.
Dime, ¿por qué te fuiste y me dejaste en el polvo de la soledad, rodeada de gente pero tan sola y frágil como una crayola blanca entre lápices de colores? ¿Por qué fuiste más lejos que la distancia física y abandonaste mi corazón? ¿Por qué te mientes y al verme me abrazas y me intentas tratar como la tratas a ella? ¿Por qué no admites que te haz ido y por qué no intentas regresar?
Ya te he perdido, no una sino dos veces, y mi corazón se ha hecho añicos cada vez que intentaba hacerte volver. Me abandonaste y no te diste cuenta de que tú corazón marchaba hacia la salida mientras tu sonrisa seguía sentada en el sofá. Y dime, ¿acaso no merezco lo mismo que ella incluso si ella vino después? ¿Acaso no valemos lo mismo si una vez nos quisiste a las dos? Dime, ¿por qué partiste y me dejaste tan sola cuando cada día me dices que me amas y que siempre estarás conmigo?

Textos del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora