Una noche oscura

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La vida estaba llena de momentos llenos de dolor, de aprendizaje y de remordimiento, eso lo sabía muy bien, lo tenía tan claro que no existía duda alguna de que su vida estaba destinada a ser un fracaso. Tenía todo con lo que una vez soñó, poder, fama y reconocimiento, para muchos era un ejemplo a seguir, se volvían locos con una sonrisa suya, le aclamaba y lo halagaban por su hermosa voz y su habilidad para el baile. Estaba viviendo la vida que muchos deseaban, pero, que pocos conocían el precio a pagar.

Jimin estaba pensando seriamente en alejarse de todo el dolor y la culpa, quería morir, más en ese día, dónde los recuerdos se hacían cada vez más insoportables, al punto de no poder dejarlo dormir en la noche, tenía que estar muy ebrio o drogado para poder tranquilizarse, era una constante que no cambiaba, hiciera lo que hiciera siempre daría el mismo resultado. Él cayendo y perdiendolo todo.

Se sentía deshecho y no ayudaba el hecho de que la fecha a la que más le temía había llegado por fin, un año más después del día en que todo cambio. Uno que independientemente de lo que hiciera no se iría, los recuerdos y el peso de sus decisiones le acompañarían hasta su muerte. Y lo peor, es que no estaba dispuesto a hacer algo para cambiarlo, porque no podía echar a perder todo lo que había construido, porque su fama era lo más importante. Más importante que él.

Por más que llamaba a Jungkook, la única persona que entendía el significado de ese día, cinco de diciembre, este no atendía a su llamado de auxilio, nunca lo había dejado solo ¿Por qué lo hacía ahora? No podía evitar pensar en Taehyung y en su perfecto hijo y eso lo llenaba de furia.

¿Por qué él no podía tenerlo todo? ¿Por qué había cosas que no podía controlar? Estaba molesto por la injusticia del universo.

No había podido pararse en la empresa, dijo que estaba enfermo y no era mentira, le enfermaba verse así de miserable e inofensivo.

Sus ojos hinchados debido a las lágrimas de coraje, sus labios mordidos y su cabello, que siempre estaba perfecto, ahora hecho una maraña.

—Por favor contesta—balbuceo—. Por favor. ¡Jungkook maldita sea!

Tomó el peine y lo aventó al espejo, el cual se rompió en miles de pedazos bajo sus pies, comenzó a temblar, debido al llanto, estaba tan enojado, tan desolado y tan destruido que no podía controlarse. Sus manos temblaban y una energía fuerte recorría su cuerpo, estaba tan perdido, se sentó en el sillón, mirando el teléfono, esperando, porque pronto serían las cuatro de la tarde y no podría hacerlo.

No podía pensar en que estaba siendo abandonado por Jungkook, mucho menos que lo haga por Taehyung, la simple idea de eso le causaba náuseas, no podía dejarlo porque había jurado que estaría para siempre a su lado ¿Por qué cambiaría de opinión?

El dolor de ser siempre abandonado estaba ahí, y lo llenaba de coraje, ¿Qué es lo que le hacía falta para hacer que las personas se quedarán? Dejó el celular en la mesa, mirándolo, esperando alguna respuesta de Jungkook, este sonó y lo tomó con temor, al abrir sus mensajes se dio cuenta de que el número al que más le temía había mandado un mensaje.

El paquete fue entregado.
Le adjunto evidencia.
Gracias.

Al ver la foto volteo el celular y lo dejo sobre la mesa, sus ojos estaban inyectados de dolor, sollozo abrazando sus piernas, escondiendo la cabeza en sus rodillas. No era justo, sentía una gran angustia, por su pasado. Pero, todo lo que estaba haciendo era por el bien de todos los involucrados, no había marcha atrás, ni forma de resolver el conflicto, tenía que seguir con la mentira.

No supo por cuanto tiempo se quedó ahí, porque después de llorar hasta que le dolieron los ojos y de gritar hasta que su garganta ardió, se quedó en posición fetal en el sillón, mirando el celular, esperando aquella llamada. ¿Jungkook lo olvidó? No podía ser, no podía olvidarse del día que era.

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