Ataque

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Estaba relajado, había dormido realmente mal, pero no importaba, por primera vez en mucho tiempo se sentía bien, las cosas estaban saliendo como quería, tenía a su lado a Yoongi, que lo amaba, y quién demostraba que pase lo que pase estaría sosteniendo su mano, eso lo motiva, en el pasado su molestia nubló su sentido por completo y se alejó, creyendo que podría estar sin él, que no importaba si hacían su vida por separado, que podía ser reemplazado con alguien más, algo que fue una mentira que vivió por muchos años, tal vez el miedo a perderlo y la angustia de no ser suficientemente bueno lo orillaron a ello, antes, se sentía en completa desventaja, Yoongi era un artista emergente, era considerado el mejor novato de su era, lo admiraba, tenía reconocimiento y apoyo, fama, Jimin no tenía nada de eso, ni siquiera había debutado, por eso, creía que en algún momento Yoongi se olvidaría de él, que sería uno más del montón, pensó y luchó por cumplir sus sueños, por hacerse más grande que cualquier otro, y lo logró, ahora no había diferencia alguna, ambos estaban en el mismo canal y no permitiría que nadie se interpusiera.

—Te ves perfecto Jiminie, estás listo—dijo su maquillista con una sonrisa.

Claro que se veía perfecto, porque simplemente lo era, muchas personas se lo decían a diario y él no estaba para contradecirlos, todo lo que tenía era construido en base a su talento y belleza, nadie podía compararse a él y eso es lo que le gustaba, tenía el control, por fin estaba viviendo la vida que quería.

—Gracias noona—sonrió de forma encantadora.

Cuando era más joven, inexperto y tonto, no sonreía mucho, a pesar de saber que sus facciones causaban ternura en los demás, no le gustaba sonreír, no fue hasta poco tiempo después, cuando dejó de lado su timidez y tuvo que empezar a actuar, era muy bueno haciéndolo, todos lo veían con ternura y afecto, sus sonrisas cada vez se hacían más y más perfectas, al punto que ni siquiera él podía diferencia de una sonrisa real a una falsa.

—Jimin ya es hora.

Estaba cumpliendo diligentemente con su agenda, tenía que seguir fingiendo que estaba en una relación pública con JungKook, y que ambos fueran los solistas más famosos del momento, los hacía estar sujetos a entrevistas y en este caso una portada de revista. Estaba realmente molesto con él, jamás creyó que lo traicionaria de esa forma, no después de todo lo que habían pasado juntos, sólo ellos se conocían realmente.

Jimin sentía que ya no necesitaba a JungKook, ya no, por un tiempo fue su ancla, realmente lo apreció como su tabla de salvación, quien sabía sus secretos y lo protegería, pero, estaba equivocado, JungKook había hecho su elección, y esa era una razón más para odiar a Taehyung. A pesar de todo, tenía que ser profesional y sonreír para las fotografías, no quería renunciar aún a su falsa relación, no después de hablar con su publicista y que este le explicará que le convenía mucho seguir con JungKook.

Salieron al set y miró a JungKook, lucía tenso, estaba bien vestido, alta costura y apuesto, como siempre, JungKook era una constante, y verlo le removió por dentro, una mezcla de molestia y diversión.

—Hola Kookie—dijo con una sonrisa.

—Jimin-ssi—respondió tenso.

Nadie pareció notar la creciente tensión que había entre ambos, pudieron pasar sólo por una pareja que no le gustaba la exhibición, Jimin tenía otra personalidad frente a las personas, alguien dulce, amable, que no pudiera hacer nada malo, en cambio, JungKook siempre trataba de mostrarse amable y respetuoso, eran buenos fingiendo.

Las fotografías comenzaron, tuvieron que acercarse, hacer poses como una pareja normal, mirarse a los ojos y sonrojarse, lo hacían tan perfecto, que tenían a las personas alrededor encantadas con su repertorio,  abrazos, pequeños toque y sobriedad llenas de complicidad, cambio de vestuario y maquillaje, un día productivo, un día lleno de magia para el lente.

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