Su boca comienza a bajar por mi cuello mientras me saca la remera y me deja solo en bragas. Los besos son cada vez más y más abajo, hasta que lo siento besar mis muslos.
-Dios-gimo en desesperación.
Calum baja mi ropa interior y me observa, mira mi pecho subir y bajar agitado. Noto la lujuria en su mirada al ver tal imagen.
Envuelve mis muslos con sus brazos y, sin dejarme respirar, pasa su lengua por toda mi intimidad logrando que se me escape un grito. Escucho su risita de satisfacción por lograr esa respuesta en mí y decide seguir moviendo su lengua.
Cada movimiento me lleva más cerca del orgasmo, una de sus manos aprieta mi pecho y no puedo parar de gemir.
-Calum, no pares, por favor.
Noto que me comienzan a temblar las piernas y ese nudo en mi estómago bajo, se desata en una ola de placer junto con mis gemidos.
-Eso fue...dios.
Calum se ríe y me ayuda a vestirme nuevamente. Se acuesta a mi lado para luego, abrazarme.
-Te quiero, Brooke. Quiero compartir todo momento contigo-murmura en mi oído y me da un corto beso en la mejilla.
Debería estar prohibido ser tan encantador.
