Calum
Sus palabras me tienen aturdido. Nunca la vi así, tan...desesperada. Ni siquiera cuando su novio la engañó.
Luego de sus fuertes palabras y gritos, se acuesta sobre la pared hasta quedar sentada en el piso.
Como acto reflejo, me pongo en cuclillas frente a ella y siento lo frágil que está. Aún no logro procesar sus palabras, cada una de ellas todavía están intentando ser digeridas. Sin decir nada, coloco mis manos en sus rodillas y las estiro para poder pasar mis brazos por su cintura, en forma de abrazo. No duda ni un segundo en poner los suyos al rededor de mi cuello, acercándome más a ella. Sus lágrimas caen en mi hombro, y cada vez, son más intensas.
Le tomo los muslos, mientras enrolla sus piernas en mi cintura y subo al cuarto de ella. Me siento en la orilla de la cama con ella en mi regazo. Acaricio su cabello y acompaño este gesto con unos unos besos en el cuello, mientras sus lágrimas caen sin parar.
Verla así, tan vulnerable...no quiero dejarla ir jamás.