Hoy tuve un pésimo día. No solo no dormí más de cuatro horas, si no que hice frente a demasiada estupidez y mezquindad humana por hoy.
Conseguí un trabajo extra, además del de edición y mi libro, en una cafetería hace unos días. Hoy un cliente de repente me grita: "eres una inútil, idiota" en frente de todo el lugar, y me tira su café.
La furia se apodera de mí y lo abofeteo.
Me despiden, claro.
Y lo único que soy capaz de hacer ahora mismo es llegar a casa y llamar a Calum. Necesito de sus abrazos.
Lo necesito.