Se supone que Calum iba a estar aquí a las nueve y sin embargo ya son las once y aquí estoy, tomando el vino directamente de la botella y comiendo la pasta que preparé.
Le mando un último mensaje ya con un tono agresivo. Creo que le debo haber escrito unas 20 veces y nada, ni una maldita respuesta.
Quizás tiene algún inconveniente, un imprevistos pero cuando entro a una de mis redes sociales me río con ironía.
No puedo creer lo imbécil que es este chico y lo estúpida que soy yo también.
Lo primero que veo en mi celular, es una foto de Calum besándose con una chica en una fiesta.
Que lo jodan.