Sus palabras me toman desprevenida, Calum nota que me voy a alejar por la sorpresa y estampa sus labios con deseo en los míos.
Nuestro beso es cada vez más intenso, no de forma sexual, lleno de cariño y sentimiento. Hace tanto no siento esto y saber que los dos nos sentimos igual el uno por el otro, es un alivio debo admitirlo.
Sus labios son suaves y carnosos, muerde mi labio inferior sin romper el beso. Nuestras respiraciones se mezclan en una danza agitada, como si no fuera suficiente.
Espero que esto no sea un sueño porque llego a despertarme sobre mis hojas de cálculo y me mato, lo prometo.
Y al segundo de que pienso eso, Calum dice entre beso y beso:
-Dios, no puedo creer que por fin te estoy besando.
De acuerdo, si esto es un sueño sería muy cruel de mi mente.