Estoy acostumbrada a despertarme con todo el lugar de la cama para mí, pero al cuando me giro, termino aún más abrazada y cerca de mi mejor amigo, bueno claramente más que mi mejor amigo pero dejémoslo ahí por el momento.
Subo mis manos desde su pecho desnudo hasta sus mejillas y aprieto estas, haciendo que sus labios queden aplastados y lo beso varias veces. En uno de esos besos, mi sonrisa favorita aparece logrando que yo sonría inevitablemente.
-Eres aún más chino cuando despiertas.-Comento sin parar de darle besos.
-Pero te encanto igual.-Sonríe de lado, ya que sabe perfectamente el efecto que tiene en mí.-Lo de anoche fue genial, nena.
-Oh sí, sí que lo fue. Demasiado bueno.-Me acerco lentamente dejando ir un suspiro suave. Le doy un beso corto y nuestras miradas se unen.
Me comienza a besar profundamente para quedar arriba mío, y sin esperar mucho, empezamos lo mismo de ayer. Sus embestidas son rápidas que me dejan sin aliento, besa mis senos sin pudor y acelera el ritmo.
Pongo una mano en mi boca para retener mis jadeos y siento como Calum la saca.
-Todo el vecindario va a escucharte gritar mi nombre-dice con la respiración entrecortada por cada embestida.
Lo empujo más cerca de mi cuerpo si es posible y lo beso con deseo. Mis uñas se clavan en su ancha espalda y saber que le van a quedar marcas me prende incluso más.
Calum comienza a entrar y salir de mi cada vez más lento y profundo hasta que de repente aumenta la velocidad como nunca.
-Calum, dios.-No puedo evitar gritar su nombre cuando estoy cerca.
Nuestros gemidos finalmente inundan el cuarto y rápidamente llegamos al climax. Calum se levanta para tirar el condón en tacho del baño y cuando vuelve nota que mi respiración sigue agitada, por lo que se ríe.
-Que buena manera de empezar el día, no?-Sonríe mirándome desde la puerta.
Y claro que estoy de acuerdo con eso. Hermosa mañana.