Llamo a Calum para pedirle que venga y acepta rápidamente.
Cuando abro la puerta, me asomo en la calle y lo veo llegar con su tranquilidad tan notoria. Lo abrazo con fuerza y necesidad.
-Hey, hola.
-Hola-suelto en un pequeño suspiro.
-¿Va todo bien? Pareces rara - pregunta y coloca su mano en mi cintura presionando levemente.
-Sí, solo pasa. Día largo.
Una vez dentro, vamos a mi cuarto a lo que Calum se acuesta en mi cama y deja un leve suspiro de comodidad. Me hace una seña para acercarme pero antes decido hablar.
-Tuve un día horrible, Cal-bufo con un aire de tristeza y estrés.
Se acomoda en la cama, apoyando su espalda en el respaldo de la cama, con sus piernas estiradas.
-¿Qué ha pasado, nena?
-Digamos que afronté demasiada estupidez hoy. Y mezquindad.
-¿Quieres hablar de ello?-Insiste preocupado por mi actitud.
Me acerco lentamente y me siento a horcajadas de su regazo, con una pierna a cada lado.
-No, ya que estés aquí es suficiente. Gracias por estar conmigo.
-Me gusta estar contigo.-Sonríe de lado haciéndome sonreír.
Le hago creer que le voy a dar un beso y le comienzo a hacer cosquillas pero en un abrir y cerrar de ojos, agarra con una fuerza suave mis muñecas y sin soltarlas, las deja a cada lado de mi cabeza.
-No me alteres.-Dice sonriendo de una manera especial.
Acerca sus labios a mi cuello y comienza a dejar besos en él. Un jadeo se me escapa. Luego ubica sus labios en los míos y por fin estos se unen en un apasionado beso.
-¿Menos tensa?
-Te lo aseguro pero no pares-muerdo su labio inferior y lo impulso a que me siga besando.