"Capítulo 32"

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"Déjeme, necesito irme"

Un destello de luz, a lo lejos. ¿Qué era? No sabía. Caminó hacia él. Se hacía más y más fuerte, luminoso y brillante. Era increíblemente bello. Cada paso que daba, lo hacía sentir en paz. Todo su cuerpo se relajaba. Se sentía cómodo, libre, fuerte. El dolor iba quedando atrás. Y camino más, apresuradamente. Realmente quería llegar. Sonreía. Era curioso que la luz tan potente no lo encandilara. Esa sensación era algo que jamás había experimentado. Quería entrar. Solo faltaban unos metros para llegar. Se apresuró más. Algo le indicaba que ahí sería feliz, aunque no tenía ni la más mínima idea de qué era, ni donde estaba. Casi llegaba. Para su sorpresa, algo se lo impidió. Una sombra oscura que se posicionaba frente a la luz. ¿Qué era eso? Algo disgustado, llegó. Una silueta masculina. Abrió más sus ojos. Lo pudo observar más claramente. Santo Dios, era él…

 — ¿Papá?— Susurró, casi inaudible. Y sintió como el cuerpo se le erizaba. Pero no se asustó, más bien se sorprendió. Pero, ¿Qué demonios era todo esto? ¿Dónde estaba? El hombre sonrió y puso una mano sobre su hombro.

— ¿Cómo estás, Austin?— Le preguntó. El frunció el ceño.

—No es posible… ¿Qué…? ¿Qué es esto?— Dijo volteando hacia todos lados. No comprendía. Todo era tan sereno, tanta tranquilidad. Su mente no le mostraba qué era en realidad.

—El cielo— Respondió con un tono rígido. Fue cuando Austin se sorprendió más. No, asustado no, sorprendido. Entreabrió los labios. ¿Qué? No. Tenía que ser un sueño. —Pero no eres bienvenido aún— Finalizó él. Austin negó con la cabeza. Quería hablar pero no sabía que decir. Esto era tan extraño, tan confuso, tan inesperado. No sentía estar en el cielo. Se sentía vivo, más vivo que nunca. Entonces recordó… su voz interior le dijo: ‘Estás en coma, Austin’. Eso no lo recordaba. Entonces, se asustó. ¿Qué había sido de él? Dios… no podía recordar más. Había pasado tanto tiempo.

—Pero… quiero ir— Dijo finalmente. Es que si, en realidad quería llegar. Pero su padre le había impedido el paso. Su padre… ¡Wow!, recordó también. Su padre murió cuando el era un niño. Esto no tenía sentido. ¿Qué jugada era esta? Pero debía ir, se sentía feliz, lleno de paz, tranquilidad, buenos sentimientos.

—No— Respondió él. —Tienes toda una vida por delante, no aquí, no conmigo—.

Austin negó nuevamente con la cabeza.

— ¿Por qué nos dejaste, papá?— Preguntó Austin, ahora entendiendo todo. Esto no era un sueño, era tan real, tan claro como el agua. Un nudo se formó en su garganta. Quiso abrazar a su padre, pero él se apartó. Eso le dolió a Austin más.

—Dios así lo decidió. No hay tiempo para eso, hijo. Debes volver en este instante, ella te necesita, está en peligro…— Advirtió. Austin hizo una mueca, Dios, ¡No recordaba nada!

— ¿Ella quién?— Preguntó desconcertado. Su padre puso una mano sobre el pecho de Austin. Él pudo sentir sus latidos. ¿Qué? No los había sentido en todo ese rato, hasta que su padre lo tocó. ¿Por qué? ¿Realmente no estaba vivo? Pero si se sentía más vivo que nunca. Esto era extraño. Impresionante.

—Loraine, TÚ Loraine— Finalizó él. Austin observó una sonrisa que se dibujó en el rostro de su padre. Sus ojos brillaron. Fue entonces cuando a Austin se le nubló la vista, no pudo ver nada. — ¡Despierta!—.

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— ¡Despierta!— Repitió Andrés, envuelto en silenciosas lágrimas. —Estoy harto de venir a verte y sigas jodidamente dormido. Vamos, ya descansaste mucho Carter, no me hagas esto— Dijo, hundiendo su cabeza entre sus manos. No había nadie más en la habitación, pero Andres no quería que lo escucharan llorar. Pero joder, era imposible. Esto le dolía tanto. Ver a su mejor amigo respirando a base de aparatos, no era bueno. No era feliz. No era agradable. Solo era dolor para él y para sus amigos. —Joder… joder, despierta ya, hermano— Imploró. Respiró profundamente e intentó controlarse. Cerró sus ojos con fuerza, malditas lágrimas, deténganse ya.

"La Última Carta" acmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora