"Capítulo 39"

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"Si… la última carta"

Austin abrió los ojos. Tenía la boca completamente seca, un enorme dolor en su estómago se había hecho más y más grande con el paso de los días. Esto era peor que el infierno.

—Detective Montgomery— Le sacudió el brazo, para despertarlo. Él abrió los ojos.

— ¿Qué pasa?— Vio su reloj de mano. —Son las 6 de la mañana, ¿Encontraste señal desde tu celular?—.

Austin negó con la cabeza.

—No, nada de eso. Tiene en su bolsillo del chaleco una hoja en blanco y una pluma… ¿Cierto?— Preguntó. El detective asintió.

—Si, ¿Por qué?—.

— ¿Me lo puede prestar?— Preguntó Austin. El detective sacó la hoja y la pluma y se las entregó.

—Ten— Le dijo. — ¿Para qué lo necesitas?— Preguntó realmente curioso.

—Para escribir una carta— Respondió Austin de inmediato.

— ¿Una carta?— Preguntó Montgomery bastante confundido.

—Si… la última carta— Finalizó Austin. Montgomery se quedó callado, prefirió no preguntar más, aunque realmente tenía curiosidad de para quién iba dirigida esa carta. Volvió a recostarse sobre el suelo, para dormirse nuevamente.

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 ***

—Cuando diga 3, saltan— Avisó el señor. Loraine se sentó en el asiento de nuevo.

—No lo haré, ¡Está muy alto!— Dijo asustada. Austin se acercó a ella.

—Oye, te juro que no te arrepentirás. Lo he hecho antes, es la mejor sensación del mundo. Yo te sujetaré todo el tiempo, cuando pasen algunos segundos el paracaídas se abrirá solo, tranquila, confía en mi…— Prometió él, viéndola fijamente a los ojos. Loraine suspiró.

—Tendrás que compensarme esto, te lo juro Mahone— Susurró ella, volviendo a incorporarse y acercándose a la orilla. Austin sonrió.

—Te juro que lo haré— Dijo él. A continuación, ambos estaban al borde de nuevo. Era una gran altura, podía verse el gran campo abajo que los esperaba al caer.

—¿Listos?— Preguntó el señor nuevamente. Ellos asintieron. Austin inconscientemente tomó la mano de Loraine, para que se sintiera más segura. Y ella, también lo hizo. Sin pensarlo… fue como si un impulso les dijera que lo hicieran. Ambos entrelazaron sus dedos y apretaron con fuerza sus manos. Una curiosa sensación los invadió. —1… 2…— Contó el hombre. —¡3!— Gritó.

 ***

Un fuerte trueno la despertó. Vio el reloj. 8:50pm. Dios. Había tenido ese sueño tan claro, como si estuviera pasando de nuevo. Austin y ella lanzándose de un helicóptero en paracaídas. Disfrutando la vida, sin preocupaciones ni remordimientos, simplemente siendo ellos mismos. El estómago se le estrujó horriblemente al recordar todo eso. ¿Por qué soñaba esas cosas? Cada día desde que Austin estaba perdido, tenía un sueño diferente, sobre lo que habían vivido. Era tan real y le dolía tanto despertar y que esos perfectos recuerdos se esfumaran. Era entonces cuando el nudo en su garganta aparecía de nuevo, para ahorcarla con facilidad. Se abrazó a sí misma y cerró sus ojos, para evitar las lágrimas.

— ¿Dónde estás Austin? ¿Dónde?— Le preguntó a la obscuridad de su habitación. Hacía frío. Volvió a ver a su ventana, una fuerte lluvia se hacía presente ahora, acompañada de truenos y relámpagos. Suspiró.

"La Última Carta" acmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora