'No puedo creer que hoy sea el último día de clase. Quiero decir, ¡Hoy me gradúo! Dejo al fin la preparatoria, me libero de todo. Ahora soy libre de cuadernos, mochila, maestros de mierda, compañeros extraños. Tú sabes a lo que me refiero, pasaste por esto. Aunque no me quejo de las fiestas, esas eran algunas de las razones por las que me gustaba estar ahí. Sobre todo cuando eran hechas por Chelsea, esa sensual señorita por la que todos babeábamos. Y bueno, que digo yo hermano, la hice mía un par de veces. No me quejo en realidad. Pero qué decir ahora. Tú ya estás casado, viejo, te admiro. Quiero agradecerte por el fax que me has mandado esta mañana, felicitándome por la graduación. Por un momento creí que no me graduaría, pero aquí estoy. Pero el verdadero motivo de esta carta es otro. Me ha dejado sin habla, en verdad. Pensé que bromeabas como sueles hacerlo, o como solía hacerlo papá, pero veo que no. ¿Un viaje en crucero al Caribe? No jodas, hermano. ¡Es increíble! No sé de donde sacas todo el dinero que te cargas en la bolsa, pero estoy plenamente agradecido de que te acordaras de mí, tu pequeño hermano Austin. Voy a disfrutar esto, será la mejor graduación de todas. Me llevaré a la bola de mis estúpidos amigos. Ya sabes, los mismos de siempre. Joder que son mis chicles. Te mandamos saludos todos desde la humilde ciudad de Los Angeles. Hoy empieza una nueva etapa para nosotros y, ya sabes, desde que papá nos dejó, se me ha dado la costumbre de mandar cartas, como él lo hacía. No es tan malo después de todo, me agrada. Bueno, creo que ha sido suficiente. Espero pronto verte, idiota. Salúdame a tu linda esposa, Karime. Te agradezco de nuevo, ya sabes, tu siempre guapo y presente hermano...
-Austin'.
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-¡Estamos esperando, Austin!- Gritó Andrés desde la planta baja. Él rápidamente guardó la carta y la metió al sobre.
Empezó a bajar las escaleras con prisa, hasta llegar. Sus amigos tenían sus maletas junto a la puerta.
-Les urge irse, ¿Cierto?- Preguntó con algo de gracia en sus comentarios.
-¿Qué si nos urge? Joder, Austin. Tu hermano se ha lucido con este viaje. Piénsalo, un viaje en crucero al Caribe, una pasada por algunas islas populares, viajes en submarino, buceo, paseos en motos acuáticas, oh y... quizá nos encontramos a una que otra dama linda que nos haga compañía- Animó Christian. Austin sonrió y caminó hasta su maleta.
-Si hombre, es hora de que nos olvidemos de Los Angeles, el Caribe nos espera- Habló Andrés, dándole un sorbo a su cerveza.
-Pues deja ese bote ahí, imbécil. Es hora de irnos, sólo vamos a enviar esta carta y partimos. El 'Queen Liberty' que viene desde Europa nos espera- Finalizó Austin, con una enorme sonrisa en el rostro.
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La chica caminó hasta su amiga, quien estaba recargada en la borda del barco.
-¿Qué piensas?- Preguntó curiosa. Ella volteó a verla y sonrió.
-Nada, que aún no puedo creer que esté aquí...- Se lamentó.
-Vamos, Loraine. No seas apagada, tenemos todo un día en este precioso crucero y casi lo único que has hecho es estar observando el mar desde aquí. ¡Vamos a divertirnos!- Se quejó su amiga.
-Aún no me acostumbro a estar fuera de Francia, ¿Sabes? Es raro todo esto, es raro no trabajar... hace mucho no tenía vacaciones Ashley- Repuso ella, quitándose un mechón de cabello de su rostro para acomodarlo detrás de su oreja.
-Precisamente por eso vamos a disfrutar estas. Olvídate del trabajo, olvídate de David, olvídate de todo. El Caribe nos espera, ¿No te emociona? Creo que sólo falta una parada más, me parece que en Los Angeles. Después nos vamos directo al paraíso, querida- Dijo alzando las cejas. Loraine rió.
-Bien, trataré de divertirme, lo prometo- Dijo al fin.
-¡Esa es la Winston que conozco!- Respondió Ashley, abrazándola. -Ahora, vamos al camarote. Hace frío aquí-.
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Todos tomaron sus maletas. Era hora, el precioso crucero 'Queen Liberty' estaba llegando frente a ellos. Todas las personas alrededor de ellos, esperaban igual de ansiosos subirse. Sería un maravilloso viaje el que los esperaba. Hasta que se detuvo. Todos empezaron a hacer fila, listos para entrar. Otros más se despedían de sus familiares, pareja e hijos. Y ellos tres, unos simples chicos de 18 años, recién graduados de la preparatoria, que sólo tenían en mente una cosa: Divertirse. Esta era una oportunidad única, y la aprovecharían al máximo.
Andrés puso su mano sobre el hombro de Austin.
-Amigo, estamos a escasos minutos de subir- Susurró él, alegre.
-Una aventura más que escribir, Andrés- Respondió Austin, observando la enorme nave frente a sus ojos.
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La sirena sonó. Ese fuerte sonido producido por los barcos, el que avisa que todos deben subir. Y así fue, Austin, Andrés y Christian, subieron con rapidez, listos para vivir una aventura más en su vida, de las muchas que habían vivido. Lo que no sabían, era que esta era diferente. El destino tenía planes para esos tres chicos provenientes de Los Angeles... un destino que cambiaría sus vidas para siempre.
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"La Última Carta" acm
SonstigesEsta novela NO es mía. OBRA REGISTRADA Y PROTEGIDA CON COPYRIGHT Queda totalmente prohibido la adaptación y/o copia de la misma. No esta permitida la reproducción total o parcial de este documento, ni su tratamiento informático, ni la transición de...