"Capítulo 16"

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Sintió que una mano le movía el hombro. Abrió los ojos y lo vió frente a ella, con una bandeja de comida.

—Te traje el desayuno— Habló él. Ella se recargó en el respaldo de la cama.

—Gracias— Respondió ella, tomando la bandeja en sus manos. Austin sonrió fingidamente y caminó hacia la puerta del cuarto, para irse. — ¿A dónde vas?— Preguntó ella. Austin se detuvo en el marco de la puerta.

—Me dormiré un rato…— Dijo sin mucha gana. Ella notó que su mirada no era la misma, se notaba triste y cansado. Además, estaba completamente pálido.

— ¿Te sientes bien?— Preguntó ella.

—Sí, estoy bien— Respondió él. Al instante de que lo dijo, una gota de sangre salió por su nariz. Y no solo una, empezó a sangrar mucho.

— ¡Austin!— Dijo ella asustadísima. Él se tocó la nariz y sintió como caía mucha sangre de ella. Loraine se paró de inmediato y corrió hacia él. Lo llevó hasta el baño.

—Tranquila, es sólo sangre— Susurró él. Pero ella empezó a buscar algodón o algo que sirviera.

—No es sólo sangre. Es una hemorragia, Austin. Ponte este algodón y acuéstate mirando hacia el techo, anda ve— Exigió ella. Austin hizo caso y fue hasta la cama. Se acostó como ella le pidió, con la cabeza hacia arriba. Segundos después llegó ella y le colocó una toalla con agua fría en la frente.

—No deja de salir— Susurró él.

—Lo sé. Te dije que era una hemorragia— Dijo ella, preocupada. Tenía más papel e hizo que Austin lo estuviera cambiando cada minuto. La sangre era increíblemente mucha. Loraine se percató de que Austin sudaba.

—Tengo escalofríos… joder, muchos— Se quejó, cerrando con fuerza los ojos. Ella lo tomó de la mano con fuerza. Con la otra mano, sostenía la toalla en su frente.

—Tranquilo… trata de ignorarlos— Pidió ella. Él le apretó la mano con más fuerza. Dio un quejido de dolor. Con eso sólo lograba asustarla más a ella. De pronto, ella observó el brazo de Austin. Tenía como 3 moretes, en diferentes lugares del brazo. — ¿Cómo te hiciste estos moretes?— Preguntó ella asustada.

—T… tran, tranquila— Respondió él, sin fuerzas. —Aparecen solos desde que me enfermé— Confesó. Entonces, fue suficiente para ella. Agachó su mirada y trató de voltearse ligeramente. Una lágrima rodó por su mejilla. Le dolió tanto verlo así, en ese estado. Tan mal, tan pálido, sangrando, con escalofríos recorriéndolo, con moretes, sudando. Fue mucho, ella no podía con tanto. Y otra lágrima silenciosa la invadió. Austin se percató de que lloraba, aunque ella no efectuara ningún ruido. Le volteó el rostro con una mano. —Hey, mírame— Le pidió él. Loraine lo observó y se contuvo las ganas de romper en llanto. Pero sus ojos estaban cristalizados completamente. —No te asustes, estaré bien, esto me pasa muy seguido. Pero si quieres, puedes acabar con esto… puedes irte— Dijo él confiable. Ella negó con la cabeza y volvió a tomarlo de la mano con fuerza, pero se sorprendió al no ser correspondida. Austin ni siquiera efectuó movimiento alguno. No hizo fuerza para sujetar su mano. Estaba débil.

—No me iré, ya te lo dije— Respondió ella. Cerró los ojos con fuerza para evitar más lágrimas. Suspiró y lo abrazó ligeramente. Recargó su cabeza en el pecho de él.

—Te abrazaría, pero… no siento mis brazos— Susurró él. Ella se incorporó para mirarlo.

—Tienes que ir a las quimioterapias, lo necesitas Austin, no puedes dejar que te pase esto continuamente y no hacer nada al respecto— Dijo ella, quitándole el papel que tenía en sus manos. Había dejado de sangrar su nariz. Austin suspiró, pero ni eso podía hacer bien.

"La Última Carta" acmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora