Ambos escucharon que unos pasos se acercaban a la puerta. Gracias a Dios, se habían puesto la ropa ya un buen rato atrás. Ahora, estaban acostados, con una cobija, terminando de ver Masacre en Texas. La puerta se abrió y 2 chicos entraron apresurados.
- ¡AUSTIN, AUSTIN! ¡LA CHICA DE FRANCIA ESTÁ...- Andrés no pudo continuar la frase, pues se percató de lo que pasaba.
-Aquí- Completó Austin. Ella sonrió y los chicos no podían creerlo.
-En realidad, quise decir en las noticias- Explicó. Loraine se asustó al escuchar aquello.
- ¿Qué? ¡Cámbiale ahora mismo!- Pidió ella rápidamente. Austin lo hizo, cambió de canal. Pero no sólo estaba en un canal, probablemente estaba en más de 5 canales aquella noticia. Los 5 se quedaron pasmados al escuchar de lo que se trataba: 'El gobierno de Francia pide ayuda para encontrar a la hija del presidente Edward Winston, Loraine Winston, la cual se encuentra en la ciudad de Los Ángeles, California. A continuación, le mostramos una fotografía. Si sabe sobre ella o su paradero, llame a los siguientes números'. Bien, Loraine se quedó helada.
-No... puedo... creerlo- Susurró ella.
-Estás en todos los canales, querida. Felicidades- Avisó Christian. Andrés le golpeó el hombro.
-Esto no es divertido- Habló Austin. -Nada divertido-.
- ¿Se puede saber por qué te escapaste de la casa blanca y viniste acá?- Preguntó Andrés confundido. Ella suspiró.
-Es una larga historia, ¿Si? solo... no debo dejar que me encuentren- Se lamentó ella. Austin la abrazó por el hombro.
-No vamos a dejar que eso pase. No pondrás un pié fuera de esta casa- Respondió Austin.
-Te refieres a... ¿Nuestra casa? Se te olvida que vivimos 3 hombres aquí- Avisó Christian.
-No importa Chris. Dormirá conmigo- Informó Austin. Los chicos sonrieron, picarones.
- ¿De qué nos perdimos, eh?- Preguntó Christian. Loraine y Austin se sonrieron entre sí, fue inevitable.
-De nada, no te preocupes- Contestó él.
-Bueno... entonces, suerte con eso. No te preocupes, aquí estarás segura- Dijo confiable Andrés. Ella sonrió.
-Gracias Andrés- Respondió.
-Sí y bueno, nosotros nos vamos a dormir ya, ¿Verdad?- Preguntó Christian. Andrés negó con la cabeza, pero pronto entendió.
-Ah, sí. Ya nos vamos, buenas noches- Dijo finalmente Andrés
-Buenas noches- Respondieron Loraine y Austin al mismo tiempo. Los chicos sonrieron y prosiguieron a subir las escaleras, directo a sus habitaciones. Ahora estaban solos de nuevo.
-Austin...- Susurró ella. Él la volteó a ver. -Si me encuentran... nunca más podré volver a verte- Dijo, con mirada triste. Él suspiró profundamente.
-Losé. Pero eso no pasará, yo me haré cargo- Dijo él. Loraine sonrió.
-Gracias- Dijo recargándose en su pecho. Austin la abrazó con fuerza.
-No agradezcas, cariño- Susurró él, abrazándola con ternura. Qué bien se sentía estar así, tan juntos. Podía percibir su olor a perfume femenino que se impregnaba en su ropa... asombrosa.
-No quiero molestar, pero... tengo sueño, Austin- Susurró ella. Él vio el reloj en la pared, eran las 10:30 de la noche.
-Claro, vamos a mi habitación- Dijo él de inmediato. Dejó de abrazarla y se puso de pié. Apagó la televisión. Vio como ella se acercaba a las escaleras, y antes de que pusiera un pié sobre la primera, la cargó por detrás. Ella rió, sorprendida.
- ¡Austin, bájame!- Dijo divertida. Él la ignoró y empezó a subir las escaleras con ella en brazos. Antes de llegar hasta arriba, ella observó a Austin con detenimiento. Notó con más claridad lo guapo que era, Dios. Sus facciones eran perfectas. Sus ojos verdes le fascinaban. Sus labios... tan tentativos. Se quedó perpleja mirándolo unos segundos. El se dio cuenta de eso.
- ¿Qué tanto me miras?- Preguntó, llegando a la habitación. Abrió la puerta y ella se bajó de sus brazos para ponerse de pié. Austin cerró la puerta con llave. Ahora se posicionó frente a ella y la sujetó con fuerza de la cintura.
-Me gustan tus lunares- Susurró ella, sonriente. Austin sonrió también.
-A mí me gusta todo de ti, hermosa- Respondió él. Ella pasó sus brazos por el cuello de él, rodeándolo. - ¿Pero sabes qué me gusta más?- Preguntó. Ella sintió como Austin pegaba su frente con la de ella. Sintió algo increíble en su estómago. Cada que el hacía eso, su respiración se agitaba. Eso sin mencionar el pulso de su corazón, totalmente acelerado.
- ¿Qué?- Se atrevió a preguntar ella.
-Tus labios- Respondió Austin. Apenas ella pudo sonreír, cuando Austin ya había chocado sus labios con los suyos de nuevo. Tan espontáneamente. Como le fascinaba que la besara así. La besó con exigencia, metiendo su lengua y calidez en la boca de ella. Loraine se estremeció por completo. Siguió besándola con más y más pasión. Empezó a dar pasos hacia atrás, hasta lograr empujarla y hacerla topar con la cama. Poco a poco y sin separar sus labios, hizo que ella se acostara. Austin se recostó cómodamente sobre ella. Ahora estaba proporcionándole caricias en todo el cuerpo, logrando con esto que solo se calentara el ambiente. Ella perdió la cuenta de todas las veces que Austin la había hecho sentirse en el cielo, con simples caricias y besos. Era un experto en eso. De un momento a otro, ella separó a Austin de sus labios, para que la viera a los ojos. Se miraron por unos segundos, profundamente. Era como si se dijeran todo con una sola mirada. Inconscientemente, ambos sonrieron. Él le besó la frente.
-Por poco se me olvida que tienes sueño- Susurró él. Ella rió. Ahora, Austin se apartó de encima de ella y se colocó a un lado. Alcanzó una cobija con su brazo y la colocó encima de ambos. Ahora la abrazó con ternura. -Es que cada que me besas así, me salgo de control, cariño... perdón- Se disculpó. Ella sonrió y le dio un dulce beso en los labios.
-No eres el único- Informó ella. Austin sonrió, alegre. Aunque esa frase llegó a excitarlo ligeramente... era imposible que sus hormonas se quedaran quietas.
-Hay que dormir. Buenas noches bonita...- Susurró él, brindándole un beso más, el cual ella correspondió sin problemas.
-Buenas noches Austin, descansa- Susurró Loraine. Finalmente, ambos se quedaron quietos. Sus respiraciones se calmaron. Después de unos minutos, ella se había quedado dormida en sus brazos. Una sensación tan cómoda, tan increíble. Se sentía sumamente protegida así. Y él, no podía estar más feliz ahora. Lo que ella había hecho por él, con el simple hecho de viajar de un continente a otro, sólo para verlo, no tenía comparación. Si las cosas seguían así, el 'Te quiero mucho' pronto se convertiría en un 'Te amo'. Y Austin, no tenía la menor duda de eso. Antes de cerrar sus ojos, buscó la delicada mano de Loraine y entrelazó sus dedos en ella. Eso lo hacía sentir mejor. De un momento a otro, ya se había quedado profundamente dormido.
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"La Última Carta" acm
RandomEsta novela NO es mía. OBRA REGISTRADA Y PROTEGIDA CON COPYRIGHT Queda totalmente prohibido la adaptación y/o copia de la misma. No esta permitida la reproducción total o parcial de este documento, ni su tratamiento informático, ni la transición de...