'Martes. 10 de la noche. Yo de nuevo aquí, escribiendo. Mañana empieza su venganza. Aún no me la creo. Esa chica no me conoce. Mientras ella se esté vengando de mí, yo lo estaré haciendo también, sin siquiera que se dé cuenta. Así ganamos los dos, supongo. Voy a enamorarla, lo haré. Haré que se enamore de mí como de ningún otro. Estoy seguro de eso, no tengo otra cosa en mente ahora. Yo le dije que si quería jugar con fuego, se quemaría. Y precisamente eso haré. Lo curioso de esto, es que no puedo sacarla de mi mente. No sé por qué. Sólo pienso en qué haré con ella y como. Pude haber sido un caballero pero ella lo decidió así. Creo que nunca me había entusiasmado tanto en unas vacaciones, debo ser sincero. Sólo espero con ansias que llegue ese día... el domingo. Para darle la sorpresa que no esperó.
-Austin'.
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Loraine se dio la vuelta en la cama. Vio el reloj sobre el buró. Las 9 de la mañana. Se levantó y se asomó por el balcón. A esa hora la playa estaba repleta de gente. Era hora de poner su primer plan en práctica.
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Austin se despertó, unos golpecitos en su puerta fueron la causa. Se levantó y abrió la puerta. Era ella, con una sonrisa en el rostro. En sus manos, tenía una prenda.
—Buenos días— Dijo ella, sin dejar de sonreír. Austin pasó su mano por su cabello.
—¿A qué has venido?— Preguntó, algo adormilado aún. Ella estiró su mano y le dio la prenda. Austin la observó. —¿Qué demonios es esto?—.
—Una trusa negra, ¿Qué no ves?— Dijo apunto de reírse. Austin frunció las cejas.
—Te refieres a... ¿Una tanga para hombre?— Preguntó extrañado. Ella asintió con la cabeza.—Así es, ¿Te gusta?— Preguntó con esa sonrisa que no se borraba de su rostro.
—No, qué gay. Toma— Se la quiso entregar, pero ella no la recibió.
—Oh no, querido. La usarás— Dijo ella. Austin abrió los ojos, asustado.
—¿Qué?— Preguntó, casi gritando.
—La usarás, Mahone. Vas a ponértela, únicamente esa prenda. Vas a salir a la playa a caminar un rato así— Advirtió ella. Austin no podía creer lo que escuchaba.
—¿Qué mierda? ¡NO!— Gritó.
—Eh, eh, eh. ¿Olvidaste el trato?— Amenazó ella. Austin rodeó los ojos y suspiró profundo, conteniendo el coraje.
—Está... bien— Susurró.
—Entonces, anda. Póntela. Te espero aquí— Dijo ella. Austin cerró la puerta con fuerza. Pasaron los minutos. Austin no salía.
— ¡Apúrate!— Gritó ella. Hasta que la puerta se abrió. Pudo ver a Austin salir lentamente. No tenía absolutamente nada puesto, más que la trusa. La risa la invadió, no pudo contenerse. Aunque debía admitir que ese chico era aún más sexy de esa forma. Valla que lo era... demonios. Además de eso, se había peinado perfectamente. Aunque era ridículo salir así frente a miles de personas.
—¿Por qué te peinaste?— Preguntó ella.
—Si voy a verme ridículo, al menos quiero tener bien mi cabello— Admitió. Ella volvió a reírse, pero pronto dejó de hacerlo cuando Austin la tomó del brazo, la jaló y la metió a su habitación. Una vez cerró la puerta, la pegó a la pared. Ella no pudo ni hablar de lo rápido que Austin actuó.
—¿Qué rayos haces?— Preguntó ella. Austin se pegó a su cuerpo, sintiéndola de nuevo. Respiraba agitadamente. La acorraló con ambos brazos y se acercó lo más que pudo a sus labios, sin separar su vista de ella.
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"La Última Carta" acm
RandomEsta novela NO es mía. OBRA REGISTRADA Y PROTEGIDA CON COPYRIGHT Queda totalmente prohibido la adaptación y/o copia de la misma. No esta permitida la reproducción total o parcial de este documento, ni su tratamiento informático, ni la transición de...