"Capítulo 9"

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‘Viernes. 11:07pm. Ya la fui a buscar por todas partes, no la encontré. No logro entender por qué demonios se esconde de mí. Quizá esté con su amiga Ashley, pero no tengo idea de donde esté su habitación, Andrés debe saberlo pero no tengo tiempo para ir con él y contarle todo lo que ha pasado. Ya se lo diré cuando volvamos a Los Ángeles. Queda sólo mañana… sábado. El último día para que ella pueda vengarse de mí, aunque creo que después de lo de hoy, no querrá verme más. No la entiendo, pero ni yo mismo me entiendo a mí. Lo de hoy fue… asombroso. La manera en la que nos besamos y tocamos… no voy a compararlo con nada. Sé que ella debe sentir lo mismo que yo, joder. Sé que lo siente, pero se hace la difícil. Esa chica es totalmente diferente a mí. Como si yo fuese fuego y ella agua, así de simple. No compactamos, peleamos en un momento, reímos en otro. Es extraño. También es extraño que ahora no deje de escribir sobre ella. Será mejor que me detenga.

-Austin’.

-*-*-*-*-*-*-*

—Creo que iré a caminar un rato, Ashley— Habló ella. —Pero gracias por dejarme quedar a dormir en tu habitación—.

—No ha sido nada. ¿Segura que no quieres que te acompañe? No te ves bien…— Dijo algo preocupada. Loraine se paró frente a la puerta.

—Estoy bien, gracias. Al rato te busco para ir a comer algo, ¿De acuerdo?— Preguntó sonriente. Ashley asintió con la cabeza.

—Bien, cuídate— Finalizó.

-*-*-*-*-*-*-*

 Austin salió de su habitación y empezó a caminar por el pasillo del hotel. Bajó por el elevador y se dirigió a las puertas de entrada, pero ahí, fue detenido por dos chicos que le impidieron el paso.

—Eh, eh, eh. Tú vienes con nosotros, Carter— Habló en voz alta Andrés.

—Tengo algo que hacer, chicos. Será luego— Pidió él. Christian y Andrés lo tomaron de los brazos y lo jalaron a un lugar más privado, afuera del hotel.

— ¡Hey! ¡Suéltenme!— Exigió Austin.

—No, Mahone. Es momento de que nos digas donde has estado toda esta jodida semana. Te nos desapareciste, nos hemos tenido que divertir sin ti, viejo— Se quejó Andrés. Austin suspiró y vio a sus dos amigos, apenado.

—Losé. Tienen razón… los dejé solos chicos— Se lamentó Austin.

— ¡Al menos lo reconoces!— Repuso Christian.

— ¿Entonces? ¿Dónde demonios te metes? O más bien… ¿Con quién? Creo que tenemos derecho a saberlo, para ver si vale la pena o no— Habló Christian. Austin pensó un poco antes de contestar.

—Iré directo al grano… ¿Recuerdan a la chica de la playa? La de cabello largo, a la que le aventé agua…— Dijo Austin. Todos asintieron con la cabeza. —Pues es ella. Verán, hicimos una jodida y estúpida apuesta. Yo la había molestado un par de veces y ella me había echado el vino encima, el caso es que, nos jugamos ciertas bromas. Así que el trato fue este: Ella se vengaría de mí toda esta semana. Haría prácticamente lo que quisiera conmigo. Cuando llegara el domingo, ósea mañana, yo debería arrepentirme de las bromas que le hice al principio, en pocas palabras… pedirle perdón. Pero si yo no me arrepiento, podré hacer lo que quiera con ella durante todo el día. Como mi propia venganza… y… ha sido eso… no me miren así…— Finalizó Austin, algo incómodo por las miradas extrañas de sus amigos sobre él.

—Valla juego el de ustedes…— Habló Andrés. Christian no dijo nada, le dio un trago a su soda.

—No puedo creerlo, Austin. Haber, primero que nada, ¿Cómo se llama ella?— Preguntó Andrés.

"La Última Carta" acmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora