"Capítulo 40" Último

115 7 5
                                    

"Porque mi deseo ya se cumplió"

La mesera llegó hasta ellos.

—¿Puedo tomar su orden?— Preguntó, amable.

—Solo café para mí, por favor— Pidió Austin.

—Igual, si puede traerme el azúcar aparte— Dijo Andrés.

—Por supuesto— Se dio la vuelta y se fue. Austin suspiró y alcanzó una galleta que estaba en el centro de la mesa. Empezó a comérsela, sin decir nada. Andrés lo observó.

—Estoy esperando a que hables, Carter— Dijo Andrés. Austin alzó su mirada hacia él.

—¿A qué te refieres, viejo?— Preguntó, disimulando. Iba a tomar otra galleta pero Andrés le alejó el plato, donde no pudiera alcanzarlo. Austin se quejó. —Oye— Gruñó.

—No comerás hasta que me digas lo que está pasando contigo— Exigió Andrés. Austin entrelazó sus manos y se recargó hacia atrás.

—Nada— Susurró. Su mirada era claramente triste, tenía ojeras y sus párpados estaban débiles.

—¿Nada?— Preguntó Andrés. —Mírate, hermano. Pareces muerto, sin ofender. Se ve que no has dormido nada estos días, ¿Qué demonios tratas de ocultar?—.

Austin suspiró. La mesera llegó y puso dos tazas de café sobre la mesa.

—Aquí tienen— Dijo y sin más, se retiró. Austin alcanzó su taza y le dio un sorbo. Andrés seguía mirándolo, esperando una explicación.

—¿Qué prefieres? ¿Me lo explicas tú o te lo explico yo?— Preguntó Andrés. Austin frunció el ceño.

—¿Qué?— Dijo confundido, no tenía idea de que Andrés supiera algo al respecto.

—Oh si, Mahone. Ashley me lo contó todo, creo que te olvidas de que vivo con ella. Hace 2 semanas dejaste a Loraine, y actúas como si nada pasara. Pero tu expresión lo dice todo, estás devastado— Dijo él. La expresión de Austin se ponía más seria con cada palabra que Andrés decía. —No sé que demonios estás esperando para volver con ella, creí que la amabas, aún recuerdo que tú fuiste el que me dijo que si amaba a Ashley, no la dejara ir. Gracias a ti la recuperé. Y mírate ahora, ignorando tus propios consejos. Sin ofender, eres un imbécil— Dijo Andrés con voz fuerte. Austin cerró sus ojos. Le dolió mucho escuchar eso.

—Detente— Pidió Austin. Sintió que un nudo se formaba en su garganta.

—No. Realmente no te reconozco. ¿Dónde quedó aquél Austin que luchaba por la chica que amaba? Recuerdo que solo ella te mantenía fuerte… ella te hacía feliz… cuando estabas con ella, podía ver brillar tus ojos. Ahora, solo veo que se cierran poco a poco, a causa de tu insomnio, ¿Cierto? No me digas que no es cierto, porque lo es. Estás fingiendo estar feliz por fuera, finges que te va excelente en el trabajo, que todo está restaurándose, pero en realidad, lo único que no se ha restaurado es tu corazón. La necesitas, la amas, y a pesar de ello, estás aquí, fingiendo que todo está bien. Qué pena me das, te lo digo como tu mejor amigo. Reacciona Mahone— Aconsejó Andrés. Aquellas palabras habían sido como mil apuñaladas directo al corazón de Austin. Dejó el café a un lado y se puso de pié. Sacó unos cuantos dólares de su cartera. Su mandíbula empezó a temblarle, estaba a punto de llorar. Andrés lo miró, confundido.

—Tú dejas la propina, adiós Andrés— Aventó los billetes sobre la mesa. Andrés pudo notar sus ojos cristalizados por completo. Caminó aprisa hacia la salida del pequeño restaurante. Salió y tomó aire, para evitar llorar. Empezó a caminar por la acera de la banqueta.

"La Última Carta" acmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora