De nueva cuenta, lo observó de pies a cabeza. Un suspiro de angustia se escapó de sus labios. El hizo gesto de desaprobación y se acercó hasta ella. La tomó de la mejilla y la acarició con suavidad.
— ¿Todo bien?— Preguntó, con tono preocupado. Ella alzó su rostro y lo observó fijamente. Sus preciosos ojos miel estaban clavados en ella, tan hechizantes. Simplemente asintió con la cabeza. Austin notó su clara preocupación y la atrajo a sus brazos, sin decirle nada. Le besó la frente y la apretó con fuerza. Ella suspiró nuevamente, estar en sus brazos solo prolongaba la preocupación y tristeza.
—No Austin… nada está bien— Susurró ella, amarrándose a sus brazos.
—Ya hablamos de esto ayer, Loraine…— Respondió con tono bajo. —Voy a estar bien, no quiero que estés así por mi cariño— La dejó de abrazar para poner ambas manos a los costados de su rostro. Le dio un corto y dulce beso, luego siguió observándola con ternura.
— ¿Cómo no estarlo?— Preguntó ella, conteniendo las ganas de llorar. —Cuando creí que lo de David había terminado, que me había librado de esta pesadilla y no volvería a verlo jamás, resulta que te lo dieron como primer caso para entrar de detective y tú aceptaste— Se lamentó mucho. Austin dejó de sostenerla y dio pasos cortos por alrededor de la habitación.
—Cariño… déjame decirte algo— Pidió él. —Cuando desperté de coma y abrí los ojos por primera vez, me prometí a mi mismo algo: Que te cuidaría más que a mi propia vida. Y precisamente por eso estoy haciendo esto. La realidad de las cosas es que probablemente David está vivo en algún lugar y debemos encontrarlo, antes de que dañe a alguien. Yo sólo… necesito que comprendas esto. Tengo una deuda con ese hombre por todo el daño que te hizo, y solamente saldará cuando esté tras las rejas— Finalizó Austin. Loraine encontró su mirada con la de él y se percató de la sinceridad que resplandecía en sus ojos. En verdad hacía esto por ella, ni siquiera por él mismo. Una débil sonrisa apareció en su rostro.
—De acuerdo— Susurró casi inaudible. —No se que decirte, Austin… mucha suerte… yo…— Suspiró, que difícil era esto. Aún más al verlo vestido con uniforme policial que le habían otorgado. —Te amo y mucha suerte en esto. Es todo—.
Austin la abrazó de nuevo, con mucha fuerza. Sus olores se impregnaron, valla… era fascinante. La soltó para unir sus labios a los de ella y brindarle un cálido beso que se prolongó por algunos segundos.
—También te amo, creo que eso lo tienes más que claro— Dijo él, dándole otro pequeño choque de labios. Ella sonrió finalmente. —Mientras yo esté en esto, necesito saber que estarás aquí, Evanie… júrame que no saldrás de la casa blanca mientras yo esté fuera— Exigió con tono rígido.
—Lo juro— Dijo ella, alzando su mano junto a su cabeza, en juramento. Austin sonrió y alcanzó la mano que ella subió y entrelazó sus dedos en ella.
—Confío en tí— Habló él, volviéndose de expresión seria. — ¿Confías en mí, verdad?— Preguntó.
—Plenamente— Dijo ella asintiendo con la cabeza.
—Bien, cariño. Por que esto no es un juego, ni mucho menos. Se trata de peligro real. Voy a confiar en que no saldrás de la casa blanca cuando yo ponga un pié tras esa puerta— Señaló la puerta de la habitación. —Tú confiarás en que estaré de vuelta a las 9 en punto, cada noche que trabaje en este caso. ¿Es una promesa para ambos?— Preguntó. Ella asintió con la cabeza de inmediato.
—Si, Austin. Es una promesa— Dijo sonriendo. El la tomó de la cintura y la balanceó hasta sus fuertes brazos, haciéndola sonreír más enormemente.
—No importa cuanto dure esto…— Le susurró, cerca de sus labios. Podían sentir sus alientos chocar sobre sus rostros. —Quiero hacerte una promesa más— Confesó. Ella lo miró con mucha curiosidad. Le acarició la mejilla.
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"La Última Carta" acm
RandomEsta novela NO es mía. OBRA REGISTRADA Y PROTEGIDA CON COPYRIGHT Queda totalmente prohibido la adaptación y/o copia de la misma. No esta permitida la reproducción total o parcial de este documento, ni su tratamiento informático, ni la transición de...