La bocina del capitán la despertó. Era el aviso de que estaban por aterrizar en Los Ángeles. Se abrochó el cinturón y suspiró. Valla… había llegado. Ahora, no tenía ni la menor idea de por dónde empezar. Empezó a acomodar sus pensamientos. Primero, debía irse a un hotel, pues no tenía ni la menor idea de donde vivía Austin.
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— ¡Iremos a jugar basquetball! ¿Vienes?— Preguntó Christian. Austin se acababa de salir de bañar.
—No he comido nada, viejo. Creo que voy a comer algo y quizá más tarde valla… aunque a decir verdad, no tengo ganas… me siento cansado— Confesó. Se pasó el cepillo por el cabello. —Creo que mejor no. Me quedaré a jugar Xbox o ver una película, algo así— Dijo. Christian le dio un bote a la pelota.
— ¿Seguro? Porque tendremos que buscar un reemplazo en el equipo si no vas— Se burló. Austin sonrió.
—Sí, seguro. Aunque nadie es mejor que yo— Repuso. —Pero de verdad, no tengo energías, diviértanse— Finalizó.
—Bueno, Mahone. Si necesitas algo nos llamas al celular. Volvemos en la tarde, que descanses— Dijo él, saliendo por la puerta. No podía obligar a Austin ir, pues ya no era lo mismo desde que estaba enfermo. Pocas veces quería jugar basquetball, siendo que antes era lo que más hacían. Era una lástima, pero debían comprenderlo.
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— ¿Tienes habitaciones libres?— Preguntó Loraine, algo impaciente.
—Sí, tengo la 94. Serían 40 dólares— Informó. Ella sacó el dinero y le pagó.
—Gracias— Dijo. —Ah y… ¿No tendrá un directorio que me preste?— Preguntó. La chica asintió y sacó uno de un cajón. Se lo entregó.
—Aquí tiene, señorita Winston— Dijo sonriente. Loraine se acercó un poco a ella, para que nadie escuchara.
—Te agradecería si no dices nada… de que estoy aquí. ¿Sí? Es que me traería problemas…— Susurró.
—Sí, tranquila. ¿Se hospedará aquí una noche?— Preguntó amable.
—No, sólo necesito la habitación unas horas. Saldré en un rato— Aclaró.
—Ah, entonces sólo debe pagarme 10 dólares, le regreso sus 30— Dijo la chica, abriendo la caja registradora.
— ¡No! Quédeselos, señorita. Gracias por prestarme su directorio— Finalizó Loraine sonriente. La chica asintió. Ahora, Loraine subió por el elevador hasta el segundo piso, donde se hospedaría.
Dejó sus dos maletas y su bolso en la cama, algo agotada, se lanzó sobre ella. Suspiró profundamente. Había sido un largo viaje. Pero no se tomó ni 15 minutos para descansar, pues se incorporó en la cama y empezó a buscar el nombre de Austin en el directorio. Una vez que lo encontró, llamó a la operadora para pedirle la dirección de Austin. Tuvo que mentir diciendo que era su madre para que se la dieran. Finalmente, la tenía. No lo pensó dos veces, primero, salió del hotel y fue por algo de comida rápida. Después, se dirigió en un taxi a la dirección indicada.
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No sabía que comer, así que sacó lo primero que encontró. Una ensalada, papas fritas y algo de nieve para el postre del congelador. Quizá no era la mejor combinación, pero no tenía ganas de cocinar nada. Se dispuso a comer. Una vez terminó, lavó los trastes y se acostó en el sillón. Encendió la televisión y puso una película: Masacre en Texas. Le encantaba ese filme de terror. Trajo una cobija para mantenerse caliente, pues hacía algo de frío. Cuando la película llevaba casi 20 minutos de avance, alguien tocó su puerta, haciendo que se sobresaltara ligeramente. No era ‘miedoso’ pero joder, lo agarraron desprevenido. Debía ser uno de los chicos.
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"La Última Carta" acm
CasualeEsta novela NO es mía. OBRA REGISTRADA Y PROTEGIDA CON COPYRIGHT Queda totalmente prohibido la adaptación y/o copia de la misma. No esta permitida la reproducción total o parcial de este documento, ni su tratamiento informático, ni la transición de...