32. Cucharisa

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Cuando Frank volvió tenía una gran sonrisa, no lo entendía y tampoco quería saberlo, bueno si pero no quería preguntarle, me sentía extraño junto a este 'nuevo Frank'

Yo estaba terminando el dibujo, Frank se acercó a mi y dijo.

—Es un buen dibujo, ¿Cómo lo haces?– pienso, pienso, pienso, ¡Y ahora lo sé! Frank se hubiera puesto de un tono arcoíris al ver que el dibujo que hice era él.

—Hago simples líneas...– asintió y se fue a sentar en su cama, y yo simplemente no podía más con esto– Fra-frank, ¿Qué pasa?

—¿Pasar de qué?

—Ya sabes... Estás algo extraño y...– me calló.

—¡No! ¿Qué dices? Y-yo estoy bien, mejor sigue ha-haciendo tus dibujos.

—Si serias Frank ya te hubieras emocionado...

—¡Estoy emocionado!– pero qué.

—¿Y por qué?

—Po-porque ya estoy aquí ¿n-no?

Me levanté algo confundido, quería estar en otro lugar, ese Frank me parecía muy extraño, camine un rato por los pasillos y ya era hora de cenar, el tiempo pasaba rápido...

Todos estábamos comiendo normal excepto Frank y todos lo notaron. Miraba muy extrañado la cuchara y no comió bocado alguno, definitivamente ya creía que no era Frank, la Hermana Mary lo veía extraño, para ella Frank no había vuelto y le parecía extraño verlo ahí.

—Frankie, ¿No comerás?– dijo la Hermana Celeste.

—¡Ah! ¡Si!– intentó levantar un poco de la comida con la cuchara pero no pudo y terminó arrojando la cuchara– perdón, es que...– no tenía excusas.

—No te preocupes cariño– dijo Alegría, esa viejita si que era un pastelito de Dios.

Y en ese mismo instante Frank salió corriendo, pide notar que caían lágrimas de sus ojos y salió corriendo, ¡Es que  es muy extraño!

La hermana Celeste lo siguió y yo fuí detras de ella. Cuando llegamos a fuera Frank estaba tapando su rostro con sus rodillas, ella se acercó y lo abrazó, el se quedó quieto y dijo algo raro...

—Lo hice todo mal, y ellos lo saben, me tendré que ir– ambos no entendíamos nada pero la Hermana lo ignoró ¿Ellos? ¿Frank eres tú?

Lo ayudó a levantarse y me dijo que lo llevará hasta nuestra habitación, yo quería cenar...

Al llegar Frank se acostó y no me dirigió la mirada, quería ignorarlo pero me sentía mal ¿Frank estaba bien? Después de pintar  un momento mi dibujo me acerqué a hablarle.

—¿Estás bien Frank?

—S-si– dijo.

—¿Seguro?

—Si.

—¿No te sientas mal?

—Si, digo, no– tapó su rostro y ví que su color ahora era un Celeste, pero un Celeste extraño– otra vez me equivoqué, no quiero hacerlo...

—¿Frankie eres tú?– se dió la vuelta y me miró con los ojos llorosos, y me dolía verlo así.

—S-si, ¿co-cómo sería otro yo?

—Más alegre y hablador– reí pero me miró extraño.

—¿Qué sonido es ese?

—Eso es una risa Frank.

—Ah, ¿una rrr-rrriiisss-sssaa?

—Si, una risa– ¿Acaso Frank había perdido la memoria? Pero eso era imposible... Frank me reconoció y es extraño, totalmente extraño.

—Me gusta la risa– sonrió.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora