29. Alegría y Tristeza

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Ha pasado una semana, Frank se fue y no sé cómo pasó. La Hermana Celeste lo ha dejado irse sin decir nada, en esa semana he hecho lo de siempre, limpiar, limpiar, llorar y limpiar.

Sé que Frank y yo compartimos muy poco, pero mi corazón lo sintió como más, siento que lo necesito ahora.

Son casi las seis de la mañana, exactamente se fue hace una semana. He intentando hablar con Mikey sobre que le dijo, quizá y le dijo que se fuera pero... No es su culpa, no...

Me levanto algo desganado, quiero acostarme de nuevo y quiero sentir su respiración a lado mío, en la cama de lado. No está y quizá nunca más volverá. No puedo culparlo, si me haría teorías verdaderas de que mi padre está viva también podría salir corriendo, pero ella está muerta, está muerta por culpa de los padres de Frank.

Acomodo mi cabello, esta un poco largo y me gusta como queda, me voy directo a la cocina a ayudar en algo, quiero ocupar mi mente, no quiero seguir con los pensamientos negativos.

La hermana Mary viene a ver lo que hago, sonríe y yo también lo hago, se da la vuelta y nos deja, estoy con una nueva monja, ella es algo mayor pero se ve más amable que las otras dos hermanas. Tiene un color blanco y sé que le agrado.

Me sonríe y le devuelvo la sonrisa, entonces me habla.

—Corazoncito, ¿te encuentras bien?– me mira, acomoda sus lentes y toma mi mentón.

—Si, solo estoy algo cansado, no dormí bien– asiente y juntos comenzamos a servir el desayuno. Una taza de leche con chocolate y un pan con mermelada, me recuerdan a mi madre, antes de ir al colegio me preparaba algo así, a Mikey ya mí.

Llevamos todo y la hermana Mary entra por la puerta, no a tocado el tema de nuestro pequeño encierro y solo me sonríe, posiblemente los niños se irán en unas semanas más, dijo que esperaría a mi cumpleaños para que pueda llevarme a Mikey, al menos hace algo bueno.

Me siento a lado de ellas y desayunamos en silencio, pero mi cuerpo comienza a temblar, siento mareos y siento que los colores en todos me van a volver loco, comienzan a cambiar de colores muy rápido.

Brendon me mira asustado y me toco la frente, estoy sudando frío y me siento extraño...

Entonces en aquel silencio espantoso la gran puerta del lugar suena, alguien está tocando y todos voltean su vista a ese lugar. Le Hermana Mary los calla y la Hermana Celeste se levanta, camina despacio a la puerta y la abre un poco, no vemos quien es, solo ella puede verlo. Habla un momento y luego sale completamente.

Termino mi desayuno y veo que varios niños también, me levanto y llevo la taza y varios de ellos hacen lo mismo, la Hermana Alegría, que es la que estaba conmigo hace un rato, me sonríe y dice que deje todo, que ella hará la limpieza por hoy, sonrió y antes de llegar a la cocina volteo a la puerta.

La hermana Celeste entra en un color amarillo, está feliz y no sé por qué, detrás de ella se ve como un brillo, un brillo muy fuerte, mi corazón comienza a palpitar, mi corazón y mi alma quieren que sea Frank, quieren que sea mi pequeño arcoíris.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora