22. Tiempo Perdido

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Frank se sentó, miraba el bello paisaje y yo estaba vigilando a los niños, en eso uno de ellos preguntó.

—¿Los peces tienen sentimientos?

—No, no los tienen, creo– dije, pero Frank inmediatamente me interrumpió.

—Si tienen, todos los animales tienen sentimientos como nosotros– todos miraron a Frank y siguieron en lo suyo.

Frank sonrió y volvió a sentarse; después de un momento más, todos los niños se pusieron de pie y dijeron que ya querían volver, que tenían hambre. Estábamos con al menos unos veinte niños, los conté y estaban completos, volvimos y al llegar al campamento la hermana Celeste estaba llorando.

—¿Qué pasa ahora?– dijo Frank.

—¡Los niños!– ¿Qué?

—¿Los niños qué?– pregunté.

—Estaban jugando y desaparecieron– sus manos estaban en su rostro, realmente estaba triste, su color celeste cubría todo su cuerpo.

—¡¿Pero cómo pasó?! ¡Deben estar en el bosque, no pudieron desaparecer mágicamente!– Frank trató de calmarla y los niños hablaban bajito.

—Frank y yo iremos a buscarlos– dijo Brendon.

—También iré– no confiaba en ese tipo.

—Gee, cariño, que vayan ellos, cuida a los niños por favor, cielito– la mujer me miró y solo tuve que asentir, todo esto era extraño.

+

Ya eran casi las nueve de la noche, Frank y Brendon aún no volvían, los niños estaban en sus respectivas casas de campaña, las hermanas y el padre estaban esperando y yo esperaba a Frank.

—¡Debí ir con ellos!– dije.

—No, es peligroso– dijo Mary.

—Si per...– entonces de entre los árboles aparecieron, Frank estaba algo sucio y Brendon tenía la ropa rasgada.

—¡¿Qué les pasó?!– reaccionó la hermana Mary, su color era uno morado.

—Tenemos hambre, frío y no encontramos a nadie– dijo Brendon aferrándose a sus brazos. Las hermanas ayudaron a Brendon y yo ayudé a Frank a caminar hasta nuestro pequeño lugar.

—¿Qué pasó? ¡Tardaron muchísimo!

—¿Cuánto tiempo?– preguntó tomandome del brazo.

—Desde las doce, nueve horas, creo, ¿Por qué?

—No fueron nueve horas Gee– su cuerpo temblaba y el color rosa estaba en todo su cuerpo– Fueron tres días, ¡Tres malditos días! ¿Pu-puedes traerme algo de comer? Te-tengo hambre– lo ayudé a acostarse y fui a por algo de comer, esto era extraño y me asustaba.

Cuando volví Frank estaba ya con otra ropa.

—No entiendo nada, esto me asusta Frank, ¿Cómo que tres días?

—S-si– tomó la comida y comenzó a comer muy rápido– Fuimos a buscar a los niños, entonces Brendon dijo que era extraño que estén desap-p-pareciendo, cuando llegó la noche quisimos volver, pero era como si estuviéramos dando vueltas.

—¿Vueltas?– me acerqué un poco más a él.

—S-si, bueno, lo notamos porque cuando dimos como cuatro vueltas, Brendon marcó un árbol, y pasamos por ese mismo árbol como diez veces más– su cuerpo temblaba .

Lo abrace, no sabía que hacer o decir, todo esto era extraño, mi cuerpo también temblaba, tenía miedo de que alguien esté raptando niños. Pero el tiempo que Frank pasó con Brendon no se explica, tampoco el por qué desaparecen tantos niños a la vez. Tenía miedo, mucho miedo.

—También vimos una luz, pero desapareció– dijo Frank.

—¿Una luz?

—Si, era muy brillante, la seguimos, pensamos que era el campamento, pero no fue así– se aferró al abrazo.

—Creo que tenemos que llamar a la policía, ¿Qué pasaría si esto es plan de las monjas?– esto último lo dije muy bajo.

—No lo sé, solo que quiero irme de este lugar lo antes posible– le di un pequeño beso en la frente y nos separamos– quiero irme de aquí y no volver jamás.

—También quiero eso.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora