17. Cayendo en...

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Ya no me importó que Frank estuviese durmiendo, tenía que despertarlo. Entré muy rápido a aquella casa y desperté a Frank, lo moví mucho pero no despertaba, estaba en un profundo sueño.

Lo dejé y cuando salí ví que esas luces habían desaparecido, me tranquilice pero volví a ver luces brillantes, solo que estas no estaban en el cielo, provenían de otro lugar, quería ir, pero no quería dejarlo solo.

Entré una vez más e hice todo para levantarlo, me miró algo asustado.

—¿Qu-qué pasa?

—¡Tenemos que ir a ver algo! ¡Hay algo que brilla!– lo tomé de la mano y juntos salimos, la luz seguía brillando y nos dirigimos hacia esta.

—¿Dónde vamos?– frotó sus ojos, soltándose de mi agarre.

—Allá, ¿No ves que brilla enano?

—Si, pero ¿no viste que dormía?

No le tomé importancia a lo que decía, lo volví a tomar de la mano y corrimos, pero cuando llegamos a aquel lugar el brillo desapareció, estábamos al borde de un lago.

—¿Qué?

—Vámonos Gee, tengo sueño y... Hambre– su estómago hizo un pequeño ruido.

—¡Maldita sea!– miré al cielo y este tenía aún algunas nubes muy oscuras.

—¿Vamonos?– se notaba cansado, se sentó a un lado del lago y arregló su cabello.

—De acuerdo– estábamos caminando y en eso Frank cayó, al parecer había una bajada, corrí por él y pude notar que se había lastimado el pie.

—¡Me duele!– tapó su rostro y su color estaba de un celeste.

—Tranquilo, ven, ven– lo ayudé a levantarse.

—¡Me duele mucho! ¡Auch!

—V-voy a cargarte– lo levanté como pude y comencé a caminar por esa subida– estarás bien, tranquilo– sonreí, se agarró de mi cuello y puso su rostro en mi pecho. Se veía tan lindo.

—Vámonos rápido, me da miedo este lugar.

Tardamos en subir esa 'colina', Frank se aferró a mi cuello y yo trataba de hacer que ese 'viaje' sea agradable para ambos.

—Gerard...– dijo con vos suave.

—¿Si, enano?

—Gracias por cargarme, se que soy muy pesado y yo...—

—No eres pesado, estás muy liviano– reí.

—Gracias, yo...– ambos nos miramos y se sentía una conexión bonita, su color de rosa pasó a ser el bonito arcoíris que comenzaba a gustarme cada día más.

—¿Quiéres decirme algo?– me sentía extraño.

—Si, bueno, no, es que, si quiero decirte algo, pero no sé cómo lo vayas a tomar, además estamos en medio de la bosque y me duele el pie.

—Dímelo, y te digo cuál es tu bonit... Tu color– sonreímos.

—¡Pero promete que si no te gusta lo que te diré seguiremos siendo amigos!

—Creo que ya se que es...

—¿Qu-qué?

—Que soy muy irritable, perdóname si te apague la luz, prometo no hacerlo nunca más.

—Ah, eso... No te preocupes– sonrió bonito– no es eso, es que tú m-me...— entonces volvieron a caer gotitas de lluvia.

—Me lo dirás llegando, tenemos que apresurarnos– me miró con sus ojitos brillosos y asintió.

+

Cuando llegamos acosté a Frank en el sofá, revise su pie y al parecer no era una fractura, se había cortado un poco, lo ví bien y si podía caminar, pero me gustó cargarlo.

—¿Cómo está mi pie?– miró como tierno.

—Solo te cortaste, enano, ahora deberías dormir, mañana en la mañana saldremos y cuando lleguemos al Bus comeras algo– sonreí.

—Gracias Gee, yo... ¿Me puedes decir mi color?

—Tu color... Tu color es extraño, es diferente– me miró confundido– eres la primera persona a la que le veo color tan... Tan agradable.

—¡Dime!– sonrió, Frank se sonrojo, pero Gerard no podía verlo.

—Tú eres un arcoíris y algunas veces brillas, es extraño, no puedo diferenciar que sientes cuando estás de ese color, sé que no es color pero... Me gustas, digo, me gusta tu color. Eres único y especial– lo miré y tenía sus ojitos muy brillosos y bellos.

Frank miraba los labios de Gerard, miraba sus ojos, sus mejillas, su cabello y su bonita nariz puntiaguda.
Le había dicho que le gustaba su color, que era único y especial...

Se sentía tan bien a lado de Gerard y los sentimientos dentro de él hacia su acompañante crecían cada vez más, Frank no sabía si Gerard era gay o bisexual, pero quería intentarlo, quería saberlo.

Entonces lo besó.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora