08. Juntos y Gerard curioso

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Intenté dormir pero no podía, no con la luz prendida, y peor con un Frank haciendo tanto ruido por arreglar su parte de la habitación.

Estuvo como dos horas intentado alcanzar el techo pero no podía, por enano.

—¿Y si mueves la cama?– dije sin mirarlo.

No respondió.

—¡Frank! ¿Podrías mover la cama y apagar la luz?

—No, callate, no dejas que mis pensamientos fluyan– me miró amenazante y le boté la almohada, cayó al piso y con mucho enojo se acercó a mi cama.

—¡Eres un idiota! ¿Qué te pasa?– dijo molesto.

—Pasa que no quiero tener ojeras porque soy lo suficientemente lindo como para tenerlas.

Frank rió y su tono cambió a uno rojo.

—Aja si, que buen chiste, si quieres dormir podrías ayudarme.

—Dijiste que me callara ya que tus pensamientos no fluían– me miró enojado, opté por levantarme y ayudarlo, realmente no quería tener ojeras.

Moví su cama un poco a la derecha pero para su mala suerte seguía goteando sobre su cama.

—Oh, oh, creo que no se pudo– me reí y me fuí a acostar.

No tenía ganas de hablar con Frank, no ese momento porque hacia muchísimo frío y tenía sueño, pero cuando lo ví una vez más su tono cambio a uno celeste.

—Duerme en mi cama– dije tratando de sonar amable.

—¿Qué?– color plomo/plateado.

—Lo que escuchaste, antes de que me arrepienta, pero usa tus mantas– levanté mi almohada y me acosté en el piso, maldito enano.

—Gracias– ahora estaba blanco y por un momento me sentí bien.

Lo escuché apagar la luz, prender la lámpara y acostarse en mi cama. Yo intenté dormir pero no podía, el suelo era incómodo.

—S-si quieres puedes dormir aquí también– dijo nervioso.

—No gracias, prefiero dormir aquí.

—¿Por qué eres tan idiota?

—Soy espejo y se refleja, el idiota eres tú, idiota– Frank rió y destapandome volvió a verme molesto.

—¿Puedes ser por un momento amable?

—De acuerdo– me levanté sin ganas y dándole la espalda me acosté.

—¿Qué ves?

—¿Ver de qué?

—Colores.

—¿Quién te dijo eso? Estas loco.

—La hermana Celeste.

—Ah, esa, no veo nada, esta loca.

—Tu padre se lo dijo.

—También es un loco.

—¿Y tu hermano?

—¿Cómo sabes que es mi hermano?– pregunté algo intrigado.

—Porque lo tratas diferente, se ve que lo quieres.

—Aja, si, ahora dejame dormir.

—Él sabe cosas– Frank volteó y solo lo oí suspirar.

—¿Qué cosas?– pero Frank ya estaba roncando– al fin.

+

Desperté con un frío inmenso, Frank me había quitado todas las mantas y el estaba calientito, lo deje dormir y me fui a trabajar, ya era hora de levantarme.

Ese día no sabía que hacer ¿Qué se suponía que debía hacer? Ya había limpiado casi todo y no lo volvería a hacer, no señor. Aquel hijo del cura estaba hablando con la hermana Mary, al parecer se llevaban bien, así que yo curioso fui a escucharlos.

—¿Entonces es verdad?– dijo la joven mujer.

—Si, mi padre dijo que sería lo mejor, este lugar esta deteriorado y sería mejor para otras personas– sonrió.

—Pero seguiremos trabajando aquí, ¿verdad?

—Si, pero hay una diferencia, que yo lo dirigiré y tú serás mi mano derecha– colocó su brazo encima de los hombros de la hermana Mary.

—Claro, Brendon.

Al parecer ese tonto se llamaba así, quería escuchar más pero la hermana Celeste me pilló escuchando conversaciones ajenas.

—¿Qué haces?– sonrió.

—Cosas de hombres– dije algo "feliz" Y me fui corriendo. Hay muchas cosas que no entendía, creo que si soy un idiota como Frank dice... Nah, no es cierto, soy inteligente.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora