01. Donald, Trabajo, Rojo

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Tengo casi dieciocho años, acabo de graduarme y realmente no sé que hacer con mi vida, mi padre ha dicho que tengo que buscar un trabajo mientras realizo mís estudios, pero él quiere que estudie para médico y yo no quiero.

Cuando él me habla está de un tono rojo, rojo fuerte, rojo sangre. A veces me da miedo verlos así, me gusta cuando las personas son amarillas o blancas.

Mi hermano menor, Mikey, no vive conmigo desde hace dos años, mi padre lo llevó a un orfanato cuando tenía diez y solo lo veo de vez en cuando, dice que es porque no tiene dinero, pero es mentira.

No puede cuidarlo desde que mi madre murió, realmente la extraño, ella siempre estaba de un tono amarillo como Mikey.

Ahora mismo estoy en mi habitación pensando en que puedo trabajar, Donald ha dicho que venda cosas ¿Pero qué cosas?

Estoy mirando a la nada pensando en todo. Pero ¿Cómo que mirando a la nada? Si estoy mirando el techo. Donald entra, otra vez en un tono rojo y está mirándome.

-Te conseguí trabajo- dice apoyándose en la puerta de MI habitación.

-¿Y de qué?- crucé de brazos y el siguió con su tono rojo.

-De conserje, en el orfanato de tu hermano.

-Queda lejos, me gusta la idea, pero queda lejos y sería muy difícil venir de allá a aquí.

-Te quedarás a dormir ahí- me miró y su tono comenzaba a estar de un tono violeta.

-¿De qué te preocupas?

Donald no me respondió y solo salió de mi habitación. ¡Genial! Ahora me iría a vivir a otro lugar, lo genial es que estaré con Mikey.

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Alisté mis maletas, llevando todo lo necesario, algunas ropas y algunos de mis comics, Donald dijo que cuando piense bien las cosas y decida estudiar medicina, tendría un mejor trabajo, para mí este es un mejor trabajo, estaré todos los días con Mikey.

Estoy en el auto mirando por la ventana, veo árboles y muchos están floreciendo, veo pasto y a lo lejos un lago, estamos cerca el orfanato, ya lo siento.

Cuando llegamos, veo a unas monjas recibidonos, una de ellas es muy vieja y la otra muy joven. Tienen vestimentas diferentes, supongo que la joven recién está en el camino "del bien"

-Bienvenidos- dice la mayor, tiene acento ruso, alemán, tiene un acento raro.

-¡Holaa!- la más joven mueve su mano y me mira sonriente, solo sonrio para ser agradable, tiene un color amarillo. Mientras que la otra un color blanco.

-Este es mi hijo, Gerard- me presenta y esto no es agradable, Donald tiene un color naranja.

La mujer mayor me lleva a lo que se supone será mi habitación, me dijo que tenía que estar desde las seis de la mañana limpiando todo, que el desayuno es a las siete, el almuerzo a la una de la tarde y la cena a las siete de la noche. Solo asiento y por fin me encuentro en paz.

Se siente extraño solo ver a las personas por colores y las demás cosas del color que tienen realmente. Pero no me quejo, puedo saber cómo se sienten al hablarme.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora