Arcoíris «FRERARD»

34. Sueño

Fuimos a ver alguno libros, también le enseñe a pintar y cosas así.

—Esto es muy lindo, me gusta la tierra– sonrió– allá arriba no nos dejan estar haciendo esto, dicen que es una pérdida de tiempo y nosotros tenemos que crear y crear...

—Pero la tierra también tiene sus cosas malas– dije apenado, y él se puso de un color celeste pero un celeste irreal.

—Yo solo quiero lo bueno, me gusta ser feliz, es bonito ser feliz.

Ambos sonreímos, era muy noche y no habíamos cenado, pero eso no importaba, me sentía bien, era un buen amigo...

—¿Cuándo te irás?– me sentía agusto a su lado y no quería se que fuera.

—No lo sé, quizá cuando el cielo esté negro.

—¿Mañana?

—¿Mañana?– preguntó.

—Bueno, mañana es cuando el día vuelve a amanecer, es otro día, ¿entiendes?

—Algo, entonces... Mañana.

—De acuerdo, entonces mañana haremos más cosas y quizá haremos algo nuevo– sonreí– debemos dormir.

—¡Sii! ¡Me encanta dormir! Me relaja, allá tampoco hacemos mucho de eso.

—Mañana me cuentas todo, ven, acuestate– era como Mikey, estaba chiquito, se durmió y yo me acosté en mi cama, me sentía bien, pero cuando estaba por dormir  me acordé de Frank, no sabía nada de él, quizá y había encontrado a sus padres y estaba siendo feliz.

Recordé nuestro beso y fue tonto haber creído que él podría ser mi amor eterno...

También recordé sus palabras "¡No quiero morir aquí!" Espero esté feliz, que sea feliz.

Cerré mis ojos y caí en un profundo sueño, un sueño que recuerdo...

+

Gerard se encontraba en un cuarto oscuro, no había luz alguna, caminó un poco y se tropezó con un objeto que era extraño para él, una lámpara, esta se prendió instantáneamente y al rededor de él habían tres copias de Frank, todos se acercaron a él y comenzaron a decir...

—Me gustaría darte un abrazo, pero para hacer eso, tendría que desenterrar tu cuerpo. Tus huesos están helados en algún lugar en el fondo. Las flores brotarán en esta tierra lamentada.

Gerard estaba paralizado, no podía moverse y al retroceder cayó en un pozo, un pozo con agua, se mojó todo el cuerpo y al levantarse vió a una mujer de cabellos dorados... Se parecía a su madre.

Vió como aquella mujer se alejaba de él, no le había visto el rostro pero sentía que era su madre y fué detrás de ella. Cuando le tocó el brazo ella volteó y se encontró con su mismisima madre...

Algo diferente, tenía los ojos blancos y de ellos salían lágrimas negras, sucias.

—No hay nada en tu corazón, estás tan asustado que olvidaste como sentirte bien contigo mismo... Él era la llave pero tú la perdiste, pero aún puedes escapar, escapar, escapar, escapar...

Entonces sintió unas manos en su cintura y todo volvió a ser negro...

Alguien tapaba sus ojos, cuando aquel ser levantó sus manos de su rostro Gerard vió luz, y detrás de él estaba Mikey, tenía las manos negras, el cuello también y tenía una cicatriz de sonrisa.

—Buen Dios dame vida inmortal– este se arrodilló y comenzó a derretirse en un color arcoíris.

Gerard no podía hablar, era como si no tuviera lengua, vió una puerta y corrió hacia ella, pero nunca pudo llegar.

Volvió a caer y vió mariposas a su alrededor y todas ellas bailaban al ritmo de una canción...

—Yo bailaré, bailaré, bailaré; con mis manos, manos, manos; encima mi cabeza, cabeza, cabeza , bailaremos juntos, porque debes perdonarlo antes de que...– las mariposas se detuvieron y todas comenzaron a formar un cuerpo, pero no se vió el rostro.

—¿Qui-qui-quién eres?

—Graciatho– escuchó una voz extraña y una luz fuerte se encendió en el pecho de aquel ser y vió como las mariposas se lo llevaban a otro lugar, vió al cielo, vió las nubes, vió luz y luego vió oscuridad.