31. Extraño

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Despierto algo cansado, a lado mío está Frank y me siento aliviado, pero siento que las cosas ya no serán las mismas. Me levanto con cuidado y veo la hora, casi cinco de la tarde, al parecer dormí mucho.

Me voy a bañar, el agua está helada. Después de bañarme me cambio, no tengo ganas de nada. Siento que me va a dar ansiedad.

Regreso a la habitación y Frank no está, solo desapareció y ya, no le tomó importancia, realmente no tenía ganas de buscarlo. Me voy a la cocina y la Hermana Alegría está cocinando, tiene un aroma delicioso.

—Pequeño Gee, veo que ya despertaste, ¿Te encuentras mejor?– sonríe.

—Si, ya mejor– tocó mi cabeza– ¿Vió a Frank?– ella me mira algo extrañada.

—¿Frank? Ese muchachito del que me contaste, ¿el que se fue, cariño?

—¡Sii! La hermana Mary me llevó a la enfermería y estaban curando su brazo, fui a bañarme y cuando volví no estaba.

—No me han dicho nada y no lo he visto, puedes buscarlo en el patio si gustas cielo.

—Está bien– fui corriendo al patio y tampoco estaba ahí, entonces acudí a la Hermana Mary.

Ella estaba en lo que sería su nueva "oficina" Aún la tenían que arreglar pero ella veía el lugar, al entrar ella me vio en un color blanco.

—¿Qué pasa Gerard?

—¿Dónde está Frank?

—¿Frank? Gee, él se fue ¿no lo recuerdas?

—¡¿Se fue de nuevo!?– se había ido otra vez.

—¿De nuevo? No, solo se fue... Una vez y ya.

—¿Qu-qué? Pe-pero su brazo estaba mal, no podría irse.

—¿Su brazo?

Salí muy rápido de su oficina, no le había entendido nada y tenía que encontrar a Frank, porque claro, el estaba ahí, el había vuelto.

Fui a  nuestra habitación y ahí estaba...

—¡Frank! Te he dstado buscando, ¿Dónde estabas?

—Nunca me fuí Gee– sonrió– tengo hambre ¿puedes traerme algo de comer.

Asentí y me dirigí a la cocina, la Hermana Alegría me dio un pequeño sándwich y se lo llevé a Frank, ella emocionada dijo que era bueno que volvamos a ser amigos, yo solo sonreí.

Cuando llegue Frank recibió muy rápido el sándwich, se lo comió y yo solo lo veía, estaba quedando otra vez como tonto viéndolo mucho.

—Me gusta, está delicioso– su color era de un arcoíris, se veía lindo, pero su arcoíris estaba un poco más apagado, como blanco, como transparente.

—S-si, ¿Me puedes contar sobre lo de tus padres?

—Ah...– dejó su sándwich a un lado– ellos... Bueno, investigue y ví que están muertos, solo eso, nada más– y siguió comiendo.

—¿Solo así?– me parecía extraño, Frank hubiera dicho algo más, algo más largo.

—Si, nada más– rió y cuando terminó su sándwich me abrazó, extraño– iré al baño...

Salió, y por alguna razón sentí extraño su abrazo, no le di importancia, al menos ya estaba conmigo, seríamos amigos, otra vez amigos.

Arcoíris «FRERARD»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora