Ya abajo, Miles me soltó y nos sentamos en los sofás del gran living, en realidad parecía sala de estar, que teníamos.
Con mi mamá, fuimos a comprar los muebles para decorar nuestra casa, después de la separación de mis padres en forma de terapia, pero así estaba cada uno mejor por su cuenta. En total, habían 2 sillones, uno en forma de "L" color rojo que se encontraba frente la tele y, a un costado estaba el otro color negro con cojines blancos. En el centro había una mesa de cristal que sostenía un jarrón chino y unos posa vasos que acabábamos de colocar. La televisión estaba sobre un hermoso rack color chocolate, con estantes, los cuales estaban repletos de mis libros. Todo era simplemente acogedor y perfecto.
Cordelia apareció de la cocina con comida y vasos con bebida que se desbordaba por los lados.
- ¿Que vamos a ver? -preguntó Miles.
- Podría ser un musical como "Mamma Mia" o una película cebolla...
- ¿Película cebolla? -le pregunté a Cordelia, ya que no sabía que estaba diciendo.
- Una película para llorar, como "Siempre a tu lado" -dijo mientras colocaba la comida en la mesa y se sentaba en el sillón negro.
- Prefiero la otra -sugirió Miles.
Dicho esto no se habló más y colocamos la película.
~•~
Eran las once de la noche cuando terminó la película y mi madre había llegado a la mitad de ella, pero ya se encontraba durmiendo en su pieza.
La película había sido un éxito pues era un clásico, pero ya había terminado y había algo que hacer, ya que nadie tenía sueño aún. Me dirigí hacia el DVD y saqué la película.
- ¿Que fue eso? -preguntó Miles, en el momento en que me volteaba hacia la cocina. No era necesario que lo mencionara, todos lo habíamos sentido y deseaba que mi madre no lo hubiera escuchado.
El sonido provino de la cocina y fue como si alguien hubiera botado algo. Pude sentir como una ráfaga de frío nos rodeaba, esto solía suceder cada vez que había uno de ellos, el único problema era que nunca habían entrado a mi casa estando yo despierta.
Miles me sujeto la mano mientras que Cordelia me agarraba del brazo haciendo que doliera, pero el dolor era lo único que me comprobaba de que aún seguía viva y que, además, esto no era un sueño.
Nos dirigimos a la cocina, donde se encontraba la niña que hace tan solo unas horas había sido arrastrada por el viento, como cuando la mente se lleva un recuerdo, sin dejar evidencia de que existió.
- ¿Así son todos? -pregunto en un hilo de voz Cordelia.
- ¿La... La ves? -la miré asombrada, ahora ellos la podía ver y eso se debía a mí.
- Claro que me pueden ver -dijo una voz aguda.
Todos retrocedimos asustados. La niña podía hablar y no solo por la mente, si no utilizando su boca.
- Eso se debe a que mantienen contacto contigo, pero si te soltaran ya no me verían ni escucharía, eso es algo que solo tú eres capaz de hacer. Por cierto, mi nombre es Amy.
Amy parecía relajada y cómoda, a pesar del aterrador encuentro de hace poco. Ahora una horrible marca asomaba por sus brazos. Estas eran visibles por que usaba un vestido gris, bastante grande como para ella. En la cara tenía un pequeño tajo en la mejilla que no había tenido hace un rato.
- Amy -me atreví a hablar-. ¿Que quieres? ¿Por que te llevaron esos hombres?
- Son del sistema, ellos regulan que personas como yo no tengan contacto con personas como tú.
- ¿Debido a qué? ¿Por eso ustedes no hablan con nosotros? -esta vez fue Miles quien habló. Su voz era débil, a diferencia de la fuerza que empleaba para sujetarme de la mano.
- Por el solo hecho de ser humanos, pero no vine a revelarles todo los secretos de la "Zona Muerta"...
- ¿Qué? ¿Así le llaman a su lado?.- pregunté.
- Hay muchos nombres como Limbo, Mondo Morto, entre otros. Pero vine a advertirte. Hay gente que te busca -me estremecí-. No es que te quieran muerta, creo... -miró hacia un lado y siguió-. Mantienes contacto con deshabitados, incluyéndome y no eres igual que los otros con su sexto sentido.
¿Sexto sentido? ¿Cómo la película? En que momento había pasado de ser un don a ser otro sentido. Estaba confundida y muy asustada, Amy no estaba segura si me querían muerta y eso era bastante desconcertante.
- Vendrá un chico... Ahí él te explicará algunas cosas -miró nerviosa hacia los lados esperando a que alguien apareciera-. Se llama Caden y aunque lo odie, tendrás que seguirle... Fue un gusto hablar contigo, pero me buscan. Algún día me ayudaras.
Dicho esto desapareció haciéndose polvo, el cual se esfumo junto a ella en un abrir y cerrar de ojos.
- ¿Que fue eso? -pregunto Miles sin soltarme aún.
- No se, pero tengo miedo -respondí en el momento en que lo abrazaba.
No quería tener más contacto con estas personas y menos quería morir, acababa de conocer formalmente a la tal Amy y ahora resultaba que había gente que me quería muerta y ni idea con que motivo.
- ¿Que quieren de ti? -preguntó Cordelia que se había alejado notablemente de mí.
- No lo se -susurré en el oído de Miles-. No me dejen...
- Nunca -dijo mientras me abrazaba más fuerte y me llevaba a la otra sala, dejando de lado la cocina impregnada de polvo esparcido.
Miles se estremeció y se separo de mí, pero no me soltó. Solo apuntó hacia la ventana que tenía la cortina corrida. Se podía divisar a un deshabitado parado en mi vereda. Me solté de Miles y comencé a correr hacía la puerta, la que cedió cuando la abrí y salí al inmenso frío. Cordelia me sujeto del hombro haciendo que me frenara y Miles se limitó a tomar mi codo. Todos pudimos ver a esa figura inmóvil.
- ¿Que es lo que quieres? -grité conteniendo las lágrimas, sentía que iba a explotar.
El deshabitado solo se digno a girarse y seguir caminando hasta perderse en el bosque.
ESTÁS LEYENDO
Deshabitados
Teen FictionTodo cambió, sin derecho a reclamar. Para Alexa ya nada a sido lo mismo después de cuatro años del accidente, incluso no le importó tener que vivir con lo que le tocó. Pero las cosas siguieron, y seguirán, cambiando y ahora muchos dependerán de ell...