Capítulo 12 |Editado|

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- ¿Qué pasó aquí? -preguntó Zoella al verme en los brazos de Caden, quien me soltó para depositarme en el piso, mi cabeza se revolvió y me empecé a marear, mis piernas flaquearon hasta que la gravedad hizo lo suyo. Caí de rodillas contra el suelo golpeándome fuertemente en las manos las que intentaron frenar la caída.

Unos brazos me rodearon y me alzaron hasta estar lo suficientemente lejos del suelo, Caden me llevó hasta la sala donde me depositó en uno de los sillones. Él tenía unos cuantos rasguños en la cara ya secos, su polera estaba rota en los costados al igual que sus pantalones.

- ¿A dónde vas? -preguntó Zoella.

- A buscar a los demás -dicho esto me miró durante unos segundos analizando como me encontraba y salió en busca de mis desaparecidos amigos.

~•~

Ya había pasado media hora desde que Caden se había ido y empezábamos a preocuparnos, Zoella me había atochado de preguntas como de por qué estábamos acá, por qué tenía incontrolables ganas de vomitar o por qué parecíamos como que si hubiéramos salido de un torbellino. Solo alcancé a responder algunas antes de pedirle que me dejara dormir. Ya despierta me di cuenta de que Caden aún no llegaba lo que me preocupaba notablemente, la ganas de vomitar regresaron y me lleve mis manos a mi estómago controlando el impulso, Zoella, quién seguía a mi lado en el sillón en el que me había quedado dormida, se levantó y se metió a la cocina, luego de un rato regreso con una taza negra con un contenido nada prometedor.

- Hasta el fondo -dijo poniéndomelo al frente de mi cara.

Lo cogí con ambas manos las cuales se llenaron de un calor agradable cuándo hicieron contacto con la taza. Llevé mis labios al borde de la taza y bebí insegura el líquido de esta, su sabor era asquerosamente dulce y empalagoso nunca había probado algo como eso, no supe como me ayudaría, resultaba ser muy espeso como la sangre por lo que me costó que se deslizara por mi esófago, ya que intenté devolverlo repetidas veces. El efecto fue inmediato, al tragarlo completamente sentía como mi estómago se hacia más liviano y se llevaba las náuseas, mi cabeza dejó de doler lo suficiente como para que el dolor fuera tolerable.

- ¿Qué es esto? -pregunté asombrada de los efectos inmediatos de este jarabe.

- Una mezcla secreta -dijo moviendo la mano en forma despectiva-. Ahora, el único inconveniente es que incrementa tus poderes.

Bueno, eso si era un inconveniente, pero era lo que tenía que pagar para sentirme mejor. Me levanté ya mejor y me dirigí a la puerta a tomar aire, ya me estaba ahogando en esta habitación.

Ya en la puerta la abrí de a poco hasta que el intenso frío me hizo estremecerme congelando todos mis huesos, la sensación era agradable, me hacia sentir viva, lo único vivo en este lugar, en la calle no se veía nadie debido a lo temprano que era, lleve mi vista a mi muñeca donde estaba mi reloj el cual indicaba que recién eran las 9a.m. a lo mejor todos dormían. Giré mi cabeza a la derecha y vi como los primeros habitantes se arrastraban por las calles, eran tres personas que se apoyan uno contra otro, él de al medio era arrastrado por los otros dos, las personas de los lados eran dos chicos de mediana estatura, pero era imposible ver más de ellos debido a la espesa niebla que cubría la calle. Ya a unos metros de la casa el chico levantó la cabeza y gritó algo, no pude entender que decía pero el mensaje iba hacia mí.

- ¡Alexa! -volvió a gritar pero esta vez si supe quien era.

Corrí hacía Caden y Miles quienes llevaban a Cordelia la cual parecía no estar presente en este mundo, sus piernas colgaban y sus brazos pasaban por el cuello de ambos chicos, en la cabeza tenía un corte del tamaño de un dedo, su vestido estaba roto en alguna partes dejando asomar parte de su piel. Me situé al lado de Miles y lo agarre del brazo para que se apoyara en mí, con esto Caden pasó sus brazos bajo el cuerpo de mi amiga y la cargó como a una princesa.

- ¿Qué sucedió? -le pregunte a Miles detrás de Caden y Cordelia.

- No se -se volteó y me miró a los ojos antes de soltarme-, dime tú.

Miré incrédula a Miles, no podía creer que fuera tan hostil conmigo, yo no podía manejar esto y me desesperaba, daría todo para que no tuviera este horrible poder. Ignorándolo seguí caminando para luego entrar a la casa donde ya Zoella se encontraba sobre mi amiga, junto con Caden le ponía a toda prisas vendas por todo su cuerpo, una en la cabeza, otra le rodeaba toda la cintura y algunas en las piernas.

~•~

Caden se ofreció a llevarnos de vuelta a casa después de atender a Miles y Cordelia, debido a que no me sentía segura y fuerte como para transportar a tantos. El proceso fue el mismo, hubo un frío que nos envolvió en forma de un torbellino mientras cerrábamos los ojos, ya cuando los abrimos nos encontramos en mi habitación. Lleve rápidamente mi vista hacia el reloj que colgaba en la muralla, eran las 1 p.m., lo más probable era que mi madre no hubiese llegado a pesar de que solo hubiera ido a comprar lo de la semana.

Miles se fue a su casa apenas pisamos tierra conocida, seguía sin hablarme pero si iba a estar así prefería que no estuviera cerca mío. A diferencia de él, Cordelia necesitó que Caden la transportara a su casa, aseguró que no necesitaba ayuda pero quería descansar.

Ya de vuelta, Caden me analizó detenidamente en busca de algún problema, como una herida o algo así, era complicado pensar como él.

- ¿Cómo estás? -dijo mientras se sentaba en el borde de mi cama señalándome que lo acompañara.

- Mejor -a penas hice contacto con mi cama quise tirarme en ella-. Zoella me dio algo, realmente no se que fue lo que ingerí.

- Que mala costumbre -dijo Caden riéndose-. ¿Cómo no sabes que te envenenó? -no había pensado en aquello, confiaba en ella y no me parecía algo propio de Zoella-. No es nada malo, pero mira lo que causa en ti.

Tomó mis dos manos y unió las palmas quedando en una posición de suplica, rodeo sus manos en las mías entregándole su auténtico frío agradable, sentí mis manos helarse cono las suyas, levanté mi cara y lo vi a los ojos, el solo se dedicaba a jugar con sus dedos sobre la piel de mis manos.

- Cierra los ojos unos segundos y concentra todo tu poder en tus manos.

Y así lo hice, cerré los ojos y sentía como todo mi ser corría por mis venas hasta llegar a mis frágiles manos, Caden solo mantenía firme su agarre, abrí tímidamente mis ojos y me encontré con que todo seguía igual, me decepcioné un poco, pensé que me encontraría en algún lugar mágico o algo parecido.

Caden fue separando de a poco mis palmas, pude ver como una luz rosa y azul salía de mis manos en formas de una galaxia, pequeñas motas blancas que representaban estrellas flotaban en mis manos, mis ojos no podían abrirse más por lo impresionada que estaba, ya con las palmas completamente hacia el cielo vi como pequeñas luces surgían de estas moviéndose inquietamente.

- ¿Que...es..? -logré articular aún sorprendida y asustada.

- Es todo tu poder acumulado y concentrado e tus manos, es realmente sorprendente -Dijo soltando mi manos.

La nube de colores que se había formado se empezó a desvanecer hasta que solo logré ver mis manos pálidas sujetas por las de Caden. Zoella tenía razón, mi poder se había magnificado hasta su máximo esplendor y eso significaba que tenía un gran peso sobre mis hombros con el cual cargar.

DeshabitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora