Zoella, la médium, me prestó un vestido de mi talla, color blanco, también me pasó unas medias transparentes para que el frío no me congelara tanto, además del blaiser gris, no podía llevar nada más encima, ya que se vería raro entre tanta gente que no sentía cualquier tipo de temperatura.
Caminamos un par de horas, que para mi fueron sin rumbo, pero sabía que Caden si conocía lo que hacía aunque no quería decirme hacia donde íbamos, quizás sólo quería caminar. Ya se ponía el sol, dejando todo un poco oscuro. El lugar por donde íbamos era extraño, dentro de todo lo anormal por lo que había pasado. Cuando nos internamos en esa calle, ya no había personas, afueras de sus casas vagando por las calles brillantes.
Escuchamos un horrible sonido que provenía del otro lado de la calle, pero no era distinguibles bajo la luz que proporcionaban las estrellas y las escasas farolas.
- Tenemos un problema.- dijo Caden. Sus ojos se movían de lado a lado, mientras yo intentaba descifrar que buscaba, hasta que vi a un Scrot, así le decía a esas horribles criaturas. Esta era de un color escarlata, lo único de color. Era escamosa pero de tamaño medio.
- Te puede tocar y herir en esta dimensión-dijo Caden al darse cuenta de que se nos acercaba unos 5 de ellos-. Tienes que irte. Reconocen humanos.
- Pero y Amy...
- Mañana -me tomó del brazo y comenzó a correr al darse cuenta de que nos seguían por las estrechas calles de este lugar.
Ya en un callejón, me rodeó y cerró los ojos. Adiós.
~•~
El frío se apagó y de nuevo me encontraba en mi habitación.
Me sobresalté al ver a Miles recostado en mi cama. Se incorporó al verme caer al suelo. No podía sostener mi peso lo que provocó que chocara contra el suelo.
- ¡Dios! -exclamó- ¿Alexa? -dijo poniéndose a mi lado. Posó su mano en mi pierna. Su contacto era cálido, lo que me reconfortó-.¿Tu pelo? ¿Qué te paso?
- Deja de hacerme preguntas y ayúdame a levantarme -obedeció y pasó un brazo bajo los mío y el otro lo paso por mis piernas. Me levantó hasta dejarme tendida en mi cama-. Gracias. Y esto -dije apuntando mi cabeza-, era necesario.
- Eres impresionante -dijo mientras ponía sus ojos en blanco, se notaba muy molesto.
Vi por la ventana que aún no oscurecía, así que a mi madre le quedaba tiempo, tenía que inventar una excusa para lo de mi cabello.
- Siempre existe la posibilidad de volver a mi color original -dije con una sonrisa.
- Alexa -suspiro y se sentó junto a mi, sabía que estaba en problemas-. Esto no es un juego, nos prometiste que iríamos todos juntos, pero solo te fuiste.
- No sabía que me esperarías...
- Claro que lo haría -dijo con tono ofendido, pero continuó-. Fuiste muy irresponsable al irte con ese chico, ya no tienes diecisiete años, ya eres mayor.
- Oye -dije muy enfadada mientras me sentaba-. No tienes por que boicotear mis decisiones, no tienes que preocuparte por mi, nadie te lo pide -dicho esto me arrepentí.
Miles me miró dolido y se levantó hacia la puerta, la cual abrió y comenzó a irse. Dudé un momento en seguirle, pero al final decidí correr escaleras abajo para alcanzarlo, provocando que me tropezara en el último escalón haciéndome caer en los brazos de él. Me miró a los ojos y se apartó.
- Miles, no te vayas -dije agarrándole la camisa-. Perdóname, no se lo que digo.
Frenó ante la puerta y se tensó. No quería herirlo, lo quería y lo necesitaba más que a nadie en este momento. Aún no le contaban que me querían muerta.
- Tampoco sabes lo que haces. Nadie me pide que me preocupe por ti -dijo girandose hacia mí.- Te quiero y por eso lo hago.
- Oh -dejé escapar de mi boca. Sabía que me quería pero nunca tanto.
En ese momento me sentí terrible por haberlo tratado mal hace un rato y por ser una tonta y nunca haberme dado cuenta. Hubo un tiempo en que lo amaba y aún lo hacía desde muy dentro de mi corazón solo que no estaba segura de que manera lo quería, pero sabía que no era correcto, merecía a alguien que no fuera a perder tan pronto, en caso de que muriera. Miles era una chico estupendo y no lo cambiaría por nadie en el mundo, pero él tenía razón, no sabía lo que estaba haciendo, ni diciendo y menos sabría lo que yo quería.
Con una mano, me tomó de la cintura, mientras que la otra iba a la parte de atrás de mi cuello. Posé mis manos sobre sus hombros, aún manteniendo la distancia, era tristemente dolorosa, una parte de mí quería besarlo, pero la otra solo quería correr y alejarse de todo lo que me estaba sucediendo.
- Miles -dije entreabriendo los labios lo que le dio la oportunidad de encajar su boca con la mía.
Me besó delicadamente, mientras deslizaba sus manos por mi espalda y cuello, provocando que me estremeciera. No quiso soltarme, así que pasé mis manos por su rubio cabello enredado. Todo el miedo se iba de mí. Por un segundo olvidé a Zoella, a esas peligrosas criaturas que iban tras mí, olvide que mi vida corría peligro, pero no olvide a Amy, ni a Caden, quienes necesitaba de mi ayuda, yo necesitaba ayuda.
- No -dije apartándolo de mí.
Pareció sentido, me soltó y se dirigió a la puerta luego de dedicarme una confusa mirada.
- Lo que tú digas -dijo en el momento en que cerró la puerta tras si.
Me quedé un rato parada sin entender lo que acababa de suceder. Estaba sola y asustada. La casa estaba inactiva y se podía escuchar el sonido que provocaba el viento al pasar por los arboles. Abrí la puerta con la esperanza de que Miles siguiera afuera, pero en vez de eso me encontré con un deshabitado que estaba en medio de la calle mirándome fijamente. Este era diferente a los demás, al igual que los Scrot, este vestía de un color verde oscuro de pies a cabeza. Vi como una luz se acercaba a gran velocidad en el momento en que el deshabitado se puso en marcha en dirección a mi casa. Giré un poco la cabeza para ver como un auto se dirigía hacia el muerto. Este salio disparados en el momento en que el auto chocaba contra el, haciéndose polvo que fue arrastrado por el helado viento.
Un grito salió de mi garganta y caí de rodillas. Nunca había presenciado algo así, incluso llegue a pensar de que realmente era una persona, pero descarté esa teoría al ver el polvo desvanecerse.
Luego de un rato llegó mi madre y me vio parada frente al umbral. Se bajó de la puerta y desfiguro la cara.
- Te ves preciosa cariño, pero... ¿No había otro tono para tu cabello? -dijo mientras se acercaba y tocaba mi pelo. Lo había olvidado por completo.
- Era un apuesta con Cordelia -mentí.
- ¿Y ella también lo tiene así? -preguntó algo confundida.
Negué con la cabeza.
- ¿No estas molesta? -esperaba que se pusiera a gritar o que le diere un ataque y me castigara de por vida, nunca me había teñido el pelo y tampoco me lo había dejado hasta los hombros.
- Entra cariño -dijo abrazándome alejándome de todo el frío y el mal que me atormentaba.
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Deshabitados
Teen FictionTodo cambió, sin derecho a reclamar. Para Alexa ya nada a sido lo mismo después de cuatro años del accidente, incluso no le importó tener que vivir con lo que le tocó. Pero las cosas siguieron, y seguirán, cambiando y ahora muchos dependerán de ell...