- Claro que no.
- Oh vamos, ya basta -dije por milésima vez. Estaba realmente molesta.
Llevábamos más de media hora discutiendo con Miles y todo por qué no quería que entrara a los Temik. Hace cuatro días había sido la reunión y tan solo ayer Amelia me había contactado para informarme que el consejo había aceptado mi integración, los votos habían sido cuatro a favor y uno en contra, no era difícil de imaginar de quien era el voto en contra. Para unirme a los Temik necesitaba empezar la iniciación que es una especie de ritual, donde tendría que hacer un juramento. Caden había estado contento con que Amelia me quisiera dentro, en cambio Miles no dejaba de decirme lo peligros que sería que me adentrara aún más a éste mundo.
Caminé más rápido por los pasillos de la facultad camino hacia mi auto, dejando a Miles detrás mío, solo quería que me apoyara, no necesitaba que me refregara en la cara la pésima decisión que estaba tomando. Mis botas negras de plataforma resonaban por la estancia, mi chaqueta blanca se movía al ritmo de mi caminar, andaba además con unos jeans negros con una blusa celeste.
- ¡Alexa! -gritó Miles a metros de mí-. ¡Por favor detente!
Paré y me volteé encontrándolo frente a mí con las manos en sus jeans azules, parecía agotado de tanto discutir, en realidad, no sabía si aún era una discusión o ya era una pelea, en fin, ninguna de las dos opciones me agradaba.
- Miles...
- Alexa, por favor piénsalo -susurró mientras llevaba sus manos a mi cintura.
- Sabes que ya tomé una decisión.
Soltó repentinamente sus manos de mi cintura y me miró triste y decepcionado. Algo iba mal, esto no estaba yendo bien.
- Está bien -y con esto se marchó.
- No... Espera -pero ya era tarde, siguió caminando sin darse vuelta.
~•~
- ¿Estás segura? -habló Cordelia por teléfono.
Hace más de dos semanas no hablaba con ella, no desde el accidente ocurrido cuando intenté transportarlos a todos a la otra habitación, ese día había terminado en caos. Ahora estaba mejor, pero aún no quería relacionarse con nada que no estuviera vivo.
- Si, lo estoy -dije por el otro lado de la linea-. Es una gran oportunidad y no la voy a perder.
- Si así lo quieres amiga -sabía que ella no estaba de acuerdo pero no me regañaría-. Solo cuídate.
Luego de hablar de otras cosas finalizamos la llamada para poder encontrarme con Caden. Me dirigí a mi baño con ropa de cambio en la mano para estar más cómoda, me cambié mi leggings negros por unas calzas del mismo color y mi blusa por una polera blanca sin mangas, aún hacía frío lo que ameritaba que usara un polerón gris. Mi pelo seguía blanco, aunque si lo pensaba bien era una mezcla entre blanco y gris. No había crecido mucho desde que me lo había cortado un poco más abajo de los hombros, por lo que cuando me lo sujeté en una cola algunos mechones se escaparon.
- Wow -dije al salir del baño-. Me asusta.
Caden estaba en un lado de mi cama con los brazos bajo su cabeza, una amplia sonrisa recorría su cara. Llevaba unos jeans negros con una un poleron del mismo color. Se le veía cómodo recostado en mi cama sobre un cubrecama color rosa.
-¿Qué cosa? -no parecía inmutarse.
- Que aparezcas repentinamente en mi habitación -dije mientras me acercaba y me tendía de espalda en el espacio disponible.
- Eso se acabara cuando aceptes entrar a los Temik.
- Creo que es el tema de la semana -resoplé y miré a Caden quien no entendía a que me refería-. El hecho de que vaya a aceptar entrar.
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Deshabitados
Teen FictionTodo cambió, sin derecho a reclamar. Para Alexa ya nada a sido lo mismo después de cuatro años del accidente, incluso no le importó tener que vivir con lo que le tocó. Pero las cosas siguieron, y seguirán, cambiando y ahora muchos dependerán de ell...