Capítulo 5 |Editado|

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Un gran viento nos envolvió, provocando un ensordecedor sonido que me hizo ir perdiendo el equilibrio. Caden pasó su brazo por mi espalda y me fue bajando hasta tocar el suelo, de lo que parecía, era de una habitación.
Era un lugar bastante grande, estaba compuesto por una enorme cama con sábanas y cubre camas grises y blancos. Había un pequeño escritorio de un hermoso tono beige. No había gran iluminación, a pesar una lampara ubicada sobre un mueble, ya que las cortinas estaban cerradas. Para ser una pieza de hombre estaba bien arreglada, pues no era un prejuicio, pero Miles tenía una guerra en su pieza.

- Ven conmigo -dijo mientras me levantaba-. Acá es más helado.

- ¿A que se debe? -dije mientras me incorporaba y me frotaba los brazos.

Acá era notablemente más helado, perfectamente podrían hacer unos cinco o cero grados. Quizás era para mantener en conserva sus cuerpos. Okay, eso sonaba más duro de lo que esperaba.

- Estamos en un sitio paralelo al que vivíamos -se podía ver como su cara se desfiguraba de dolor al hablar de su antiguo hogar-. Nuestros cuerpos quedan sin vida volviéndolos frío, aunque nosotros somos espíritus, quedamos impregnados de eso -estaba caminando hacia un closet en busca de lo que me iba a pasar-. En fin, no dejes que nadie se acerque a ti, tu cuerpo es tibio y es un cuerpo  -me miró de pies a cabeza-. Ponte esto.

Me pasó unos jeans de mi talla color gris, un poleron blanco con gorro y tuve que conservar mis zapatos que era de color gris.

- Agarra tu pelo, no quiero llegar a la instancia de tener que teñirtelo blanco.

Lo mire sorprendida por su frialdad, me recogí mi cabello y lo escondí bajo el gorro.

- ¿Y mis ojos? Son verdes...

- Las personas que mueren puras conservan su color de ojos.

- ¿Tú que hiciste? -pregunté esperando que me contara la verdad y esperar no estar encerrada en un mundo paralelo con un asesino.

- Mis ojos siempre fueron grises -dijo mientras se ponía enfrente de mí-. Ahora, no mires a nadie a la cara. Mantén la cabeza agachada, tenemos que ir con alguien.

Me sostuvo la mano y me sacó de esa habitación.

Afuera todo era realmente tan extraño. Era un lugar de tonos blanco y grises. Los arboles crecían a los lados de las calles, por donde iban las veredas. Las calles eran de un hermoso tono blanco brillante. Las casas eran de color negro. Realmente era mágico y desconcertante a la vez, no se podía pensar que muertos pudieran vivir aquí, no en una ciudad tan celestial. Ahora entiendo por qué dicen que no hay que preocuparse de los muertos, si no de los vivos.

- ¿A donde vamos? -me atreví a preguntar.

- Necesitamos ayuda de alguien, no creas que te voy a hacer un tour.

Le miré a regaña dientes. No creía que me estuviera haciendo un tour por esta ciudad, aunque la idea no me molestaba en lo absoluto.

Se desvió de la calle de tierra y caminó hasta adentrarnos en un túnel que más bien parecía un viejo desagüe, menos mal no olía horrible. Eran varios metros de largo y de ancho, podía creer que caminaríamos varios kilómetros antes de llegar a nuestro destino.

- Vamos a ver una médium, para ser exacto, la misma que tú visitaste -me volteé hacia él y paré-. Si, murió hace un par de años. Ella me contó de ti.

Y no se habló más. Al salir del túnel o lo que fuera, luego de caminar un kilómetro por lo menos, llegamos a una casa antigua, que encajaba perfectamente con todo el equilibrio existente en este lugar. La casa estaba en medio de la nada. No parecía tener vecino a menos de medio kilómetro, esta parte de la ciudad parecía la más inhóspita. Tuvimos que pasar una reja blanca para acceder a la puerta. Caden se acercó y toco la puerta cuatro veces, luego de una breve pausa, volvió a tocar dos veces, después de eso una mujer abrió la puerta.

- ¿Srta. Winters? -preguntó asombrada, era la misma médium que hace 3 años que había ido a ver, lamenté que estuviera muerta, ella me había ayudado-. Sabía que podrías Caden, por favor entren.

Pasamos por un pequeño vestíbulo adornado por un espejo de medio cuerpo ubicado sobre una mesita, había un colgador que sostenía un abrigo negro.

- Lo lamento, pero no entiendo que hacemos aquí -dije algo nerviosa.

- Deja que ella hable -dijo Caden mientras se ponía a mi lado.

Lo mire sorprendida, aún no creía que fuera tan frío y duro conmigo, además no dejaba de pensar en que hace unos minutos había tocado mi mano sin hacerme daño, era la primera vez que mantenía contacto físico con un deshabitado.

- Es una un larga historia -dijo mirándome de pies a cabeza, donde se detuvo para analizarme.

- Tenemos tiempo -dije.

Nos llevo a lo que se suponía que era una sala de estar, solo estaba acomodada con un largo sillón, dos pequeños sofas, una mesa de centro y un escritorio. La médium se sentó en el escritorio mientras que nosotros nos paramos frente el.

La casa estaba bien mantenida, a pesar de la falta de decoración, pero era notable el tiempo en que le debía dedicar a su hogar, pues no creía que tuvieran nada más que hacer, todavía era desconcertante pensar que había algo después de la muerte y no sabía si esto era lo que quería en mi futura muerte.

- Necesito que me ayudes a pasar la prueba de Fuego -mencionó Caden mientras se volteaba hacia mí para sujetar mi mano, mi cara se desfiguró al no saber de lo que hablaba-. Tienes que conectarme con mi cuerpo de nuevo, traerme de vuelta a la vida.

Lo solté y retrocedí. No podía estar hablando en serio. Como iba hacer eso, era algo imposible, no conocía a nadie que lo hubiera hecho antes, si no la gente reviviría las veces que quisiera. Creo que Cristi hizo eso, pero por favor, era el hijo de Dios, era algo que superaba a mi mundo, al mundo de los Deshabitados, era algo que tenía que ver con una dominación de un poder tan celestial como el que había utilizado Cristo para resucitar y yo no era Dios y no planeaba serlo con alguien que no conocía. La cabeza me daba vuelta, el frio hacía que mis huesos dolieran, mis pies eran inestables bajo mi peso.

- Estás equivocado, no soy la persona que...

- Si, eres tú -terció la médium-. Es una antigua historia que no muchos creen, pero hay ciertas personas que siguen estas palabras -se acomodó y comenzó.

DeshabitadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora