Capítulo 40:

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ARLETTE:

Observo el granero de Gavin, dónde también vive Aria, desde uno de los ventanales de mi habitación de la misma manera que llevo haciéndolo desde que mi hija nació unos meses atrás. Como si no supiera cómo sentirme con respecto a su existencia, en menor parte, y en mayor como si un nudo en mi garganta a penas me permitiera respirar. Involuntariamente mi mano termina presionada contra el cristal como si intentara alcanzar algo que ya no está ahí, la otra sosteniendo una copa colmada de vino, cuando recuerdo cada una de las veces que mi esposo o alguien de mi familia, incluso Luc, mi fallecido guardaespaldas, me pidió verla.

Que le diera una oportunidad.

Ahora mi atención se desvía hacia el punto en el que el cadáver de los rusos está enterrado bajo la sombra de las ramas de un árbol blanco sin hojas, el suelo del jardín colmado de nieve.

Estoy convencida de que todo fue una obra de teatro organizada por ellos para destruirme.

De que Chiara está viva.

Pero he cometido errores antes.

¿Y si no es así?

¿Y si realmente fue asesinada?

Cual sea la verdad quién orquestó esto logró lo que quería, solo que no en la medida que deseaba. Sembrar la duda en mí. Atormentarme. Jugar con esa parte profunda de mi mente. Lo que no planificó fue que Vicenzo me medicara de nuevo con mis viejas pastillas de fentanilo, especialmente diseñadas para mí, y pudiera seguir al frente de mi familia clamando venganza, pero aún así de cierta forma logró su objetivo y haga lo que yo haga al respecto siempre tendrá el mérito de ello como lo hace alguien al ganar una batalla aún cuando la guerra sigue en pie.

De apuñalar a Arlette Cavalli dónde más le duele.

Dónde ella ni siquiera sabía que le dolería.

Durante estos días he puesto más muerte sobre mi espalda de la que toda nuestra familia había acumulado a lo largo de los años... incluso diría que siglos. A pesar de que mi padre me crió para que fuera sigilosa, soy la autora intelectual de una masacre a nivel mundial llevada a cabo por mercenarios que responden ante mí. De un derramamiento de sangre jamás antes visto en manos de una mujer y que podría terminar con un chasquear de dedos si quisiera. Sin embargo, no solo he demostrado a todos que no deberían querer a nuestra familia como enemigos, sino que también le fallé a mi hija. Le fallé a nuestra familia. Le fallé a nuestros hombres. Le fallé a Hether y a cualquiera en esta ciudad que alguna vez haya creído en mí ─murmuro antes de darme la vuelta tras barrer la humedad fuera de mis ojos, la cual parece no desaparecer nunca, apareciendo incluso sin que me dé cuenta de ello. Después de permanecer fuerte todo el día frente a los demás, el peso de mis actos finalmente debe estar asentándose sobre mí─. Aprende de mis errores, Flavio. ─Mi hermano se estremece cuando presiono mi mano contra su mejilla, pero no aparta sus ojos azules de los míos. Ojos azul Cavalli, un tono tan extraordinario como maldito─. No solo me compadezcas o te sientas mal por mí. Observa, sé consciente de lo que hice mal y no lo repitas cuando seas un capo. ─Le doy un trago a mi vino que se convierte en dos y luego en tres, vaciando mi copa, antes de dirigirme al mini bar en el que se encuentra la botella. Presiono mi mano contra el borde del carrito dorado antes de hablar, sintiéndome débil. No dejo de pensar en los rusos. En los mexicanos. En la seguridad de mi familia y de los demás integrantes del Outfit ahora que he actuado tan violentamente contra la Bratva. En la vida de inocentes que se perderán. En mi hija demasiado pequeña, dulce e inocente para este mundo: para tenerme como su madre. En si Gavin tiene mi vestido para la fiesta anual de diamantes Cavalli preparado. Son tantas cosas yendo a mil en mi cabeza que a penas logro enfocarme en respirar─. Cuando eres un líder basta con que des un solo paso en falso para que todos tus logros sean olvidados. Aprende la lección. ─Me giro hacia él, señalándolo con mi copa vacía como si estuviera brindando─. Y esta es que sería estúpido de mi parte decirte que no cometas ningún error una vez seas capo, pero no el decirte que si lo haces no permitas que eso te destruya o te estanque. Sigue adelante sin mirar atrás. Di a la mierda ser un buen líder. Haz caso omiso de las consecuencias que no pudiste evitar. Eres un Cavalli y por más triste e injusto que eso suene para el resto, no debes merecer nada para que el mundo te pertenezca, así que simplemente tómalo y haz con él lo que te plazca.

Vólkov © (Mafia Cavalli III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora