Capítulo 47:

27K 4.4K 10.4K
                                    

VICENZO:

No puedo respirar.

Desde hace exactamente cinco horas olvidé cómo hacerlo.

Desde la última vez que tuve un vistazo de sus ojos azul océano abiertos.

Recordar la manera en la que se aferró a mi camisa, a nosotros y a nuestra familia hasta en su último aliento trae una opresión a mi garganta y a mi pecho que no se deshace ni con el mejor licor en el bar de los Cavalli. Lo sé porque ni Flavio ni yo hemos dejado de lucir como si nos hubieran arrancado el corazón directamente del pecho desde que hemos empezado a beber las reservas de lujo de su padre. Los dos estamos sentados en el suelo, nuestras espaldas apoyadas contra la pared, y ninguno es capaz de moverse a pesar de que eso sería lo que su hermana esperaría de nosotros.

Lo que le habría hecho honor a su recuerdo.

Pero ni Flavio ni yo queremos su recuerdo.

La queremos a ella.

La queremos a ella con vida.

─Los invitados están empezando a llegar, Vicenzo ─dice Hether, asomándose en la habitación con una expresión desolada en el rostro. Su vestido largo y recatado es negro. Chloe, su bebé regordeta y castaña, como Luca, babea sobre su hombro con un lazo del mismo color sobre su cabeza─. Francesco y Marianne vienen en camino.

─El servicio puede encargarse de recibirlos ─gruñe Flavio a mi lado, levantándose y luego ofreciéndome su mano para que haga lo mismo. Veo tres de él en lugar de uno, pero el dolor sigue ahí y estoy seguro de que haga lo que haga, de cuánto tiempo pase, no se irá─. Vicenzo y yo tenemos un asunto más importante que atender.

Sin poder ignorar la manera en la que mi pecho arde debido a cuán parecido Flavio es a su hermana, de lo que me doy cuenta cuando por fin logro verlo, trago.

¿Lo tenemos?

Flavio asiente.

¿Recuerdas a Gabe? Sea quién sea es la única pista que tenemos para encontrar al asesino de mi hermana. No descansaré hasta que recobre la maldita memoria.

Afirmo, tambaleándome hacia la salida.

Por supuesto que sí. ─Los ojos de Hether se amplían cuando me detengo frente a ella, pero se llenan de lágrimas cuando hablo─. Haz que mi esposa se vea bien, por favor.

Así como no existirá ninguna novia más hermosa el día de su boda, ninguna mujer más bella que Arlette Cavalli, al menos para mí, nadie se verá mejor el día de su funeral.

Hether asiente mientras solloza.

Claro que sí.

Tras inclinarme para besar suavemente la cabeza de Chloe, quién me recuerda a Chiara, sigo a Flavio hasta el acceso a la mazmorra junto a la puerta de la despensa. Hay niños viviendo aquí y no queremos que todo el mundo vea cómo torturamos a nuestros prisioneros, por lo que tiene una código de acceso que Flavio coloca. Diría que lo que más me hierve la sangre es la muerte de mi esposa, una diosa, como si fuera una simple mortal, pero lo que más me perturba es el hecho de que no hemos tenido noticias de Chiara desde que su secuestrador se puso en contacto con ella y le hizo tal solicitud.

El que su muerte haya sido en vano.

Que los rusos hayan ganado.

Pero no será así por demasiado tiempo.

A penas tenga a mi hija de regreso, completaré la tarea que inició su madre y los asesinaré a todos y cada uno de ellos con mis propias manos y las de mis hombres hasta que su mafia se extinga, incluso si me toma toda la vida y más allá de ella hacerlo.

Vólkov © (Mafia Cavalli III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora