Capítulo 45:

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ARLETTE:

Incluso en nuestro mundo se vale soñar.

Se vale soñar con que recuperaré a mi hija y nos iremos de vacaciones como cualquier otra familia que no ha pasado los últimos cuatro años en guerra. Se vale soñar con un futuro en el que no tenga que pagar por todos los pecados que he cometido como madre o intentando remediarlo para tener a Chiara de regreso conmigo.

Se vale porque soñar te ayuda a soportar el precio de que dichos sueños se hagan un día realidad, el cual yo estoy dispuesta a pagar.

En lo referente a mi familia, siempre lo he estado.

*****

A diferencia de los años anteriores, la fiesta de diamantes Cavalli no se llevará a cabo en el jardín de rosas de la mansión, sino en la fortaleza de Luciano porque es un mejor lugar para mantener bajo control a los invitados. Cada uno de ellos tiene un puesto asignado al que uno de mis hombres lo dirige a penas llega, escoltándolo por lo que queda de la velada. A diferencia de la última vez que el evento se llevó a cabo, antes de la muerte de mi padre, la temática principal de este año ha hecho que las mujeres presentes hayan optado por vestidos recatados y de telas opacas de estilo victoriano que hacen resaltar las joyas en cualquier parte de su cuerpo. Beatrice y yo nos arreglamos juntas en una de las habitaciones del enorme complejo antes de unírnosles.

¿Por qué debo ir a dormir temprano, hermana? ─pregunta de manera triste mientras acomodo sus rizos rubios sobre sus hombros y ajusto el collar de diamantes en su cuello.

Su vestido es un clásico del romanticismo. Sus hombros son caídos y no lleva ningún tipo de corsé. Es de seda blanca y hace que luzca como un ángel que se escapó del mural de una capilla. El mío, en cambio, es negro y tan ajustado que a penas puedo respirar. Su falda es ancha y larga, por lo que no tengo ni idea de cómo me moveré con él. Su escote es su fuerte. Sus mangas sobresalientes están inspiradas en los cisnes negros. En compañía de la solitaria esmeralda que cae entre mis pechos, los guantes de seda oscura en mis manos, mi cabello suelto lacio y el maquillaje de tonos verdes y dorados de Gavin con pedrería en mis párpados, el resultado es una obra maestra.

No es una fiesta de niños ─murmuro de la manera más cálida que encuentro.

Se cruza de brazos. Es la primera vez que Beatrice hace algo similar a un berrinche y no puedo estar enojada con ella o reprochárselo porque yo habría tenido la misma actitud.

Pero Valentino irá.

Valentino no entiende muchas cosas de las que hablan los adultos.

Y no lo dejaré fuera de mi vista.

No permitiré que se lo lleven como se llevaron a Chiara. Beatrice es lo suficientemente mayor para dar señales en el caso de que vayan por ella, ha recibido la instrucción adecuada, pero el hijo de Vicenzo no y me niego a que se lleven a Valentino también. Ni su padre ni yo soportaríamos volver a pasar por una situación así, ser golpeados así.

Con el suceso de la muerte de su madre tan reciente, Vicenzo enloquecería.

Hermana...

En unos años será tu deber organizar esta fiesta, no el mío, y podrás vengarte de mí haciendo que me retire antes. ─La contemplo y no puedo evitar sentir una punzada al ver a Beatrice en ella. Pequeña Beatrice cada día es más hermosa y lista. Mi madrastra habría dado tanto por verla crecer. Mi padre. La manera en la que ahora debo llevar a cabo el papel de ser la madre de alguien que ni siquiera esperaba y que probablemente en un futuro me odiará debido a la muerte de su verdadera progenitora me obliga a admirar más el recuerdo de Beatrice de lo que ya lo hacía─. ¿Te parece bien?

Vólkov © (Mafia Cavalli III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora